En horas de la mañana del lunes festivo la tranquilidad de los vecinos del barrio Santa Fe (Bosa) se vio interrumpida cuando se presentó un violento episodio dentro de una vivienda donde se encontraban departiendo amigos y familiares.
“Eso fue terrible, nos dimos cuenta cuando bajaron al hombre por las escaleras de la vivienda y se lo llevaron a un centro de salud”, nos contó ayer una vecina del sector.
Riña entre cuñados
Q’HUBO conoció que alrededor de las 6 de la mañana del lunes, en medio de una reunión de una familia con algunos amigos en una vivienda ubicada en la Carrera 99B con Calle 58 Sur, se encontraba Alexánder Areiza Ávila (37 años) cuando tuvo una discusión con un cuñado.
De las palabras, según cuentan los vecinos de este lugar, los hombres se empezaron a agredir físicamente, pero lo que jamás imaginaron es que el cuñado de Alexánder se sintiera tan ofendido que en vez de haber terminado la discusión, se fuera en busca de un arma blanca para luego a sangre fría propinarle algunas lesiones.
“Estaban en la vivienda tomando. Ambos estaban tomados y dicen que se agarraron a puños, el que lo mató como que se ofendió y fue hasta el apartamento de él en busca de un cuchillo y regresó para herirlo”, dijo ayer un residente de este barrio.
En medio de la angustia y al ver a Alexánder malherido, algunos de los que estaban allí lo bajaron por las escaleras y lo subieron a la patrulla de policía para trasladarlo al centro de salud y que le brindaran la atención.
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“Se desangró mucho, esas escaleras estaban llenas de sangre. La esposa de él estaba allí y habían otras personas que lo bajaron y lo subieron al vehículo”, dijo una mujer de este sector.
Con los minutos en su contra, Areiza Ávila llegó al Hospital de Bosa, pero infortunadamente por la gravedad de sus lesiones se declaró su muerte.
“La víctima presentaba lesiones en la espalda y en el pecho. Tenemos un capturado de 43 años (el cuñado), el cual tuvo que ser trasladado también al hospital porque tenía una herida en la mano”, indicó un agente en el lugar.
Los familiares, amigos y vecinos de Alexánder lamentan su muerte y esperan que su caso no quede en la impunidad.
“Es triste una muerte así. El hombre tenía una niña y se sabía que trabajaba como guarda de aviación civil en el aeropuerto El Dorado. No sabemos por qué sería la discusión, pero nadie tiene derecho a arrebatar la vida a otra persona”.
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