Hay consternación entre la comunidad médica luego de conocerse la muerte de Catalina Gutiérrez Zuluaga, médica residente de cirugía en la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá, quien se quitó la vida el pasado 17 de julio, al parecer, por los continuos hostigamientos que recibió por parte de sus superiores.
“Ustedes sí pueden, ánimo”, fue la carta que les dejó Catalina a sus compañeros antes de tomar la nefasta decisión.
A través de redes sociales, profesionales de la salud se pronunciaron sobre esta noticia, alegando que el acoso laboral no se debe normalizar y que son conscientes de que esa carrera es desafiante, pero a la vez se deben poner límites.
Andrés Salcedo, médico y estudiante de maestría en Salud Pública, se solidarizó con la familia de Catalina y fue enfático en decir que hacer la residencia o internado no debe costar la vida.
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“No se puede seguir justificando el no poder comer, dormir y no poder llevar una vida normal con frases como: ‘nadie lo obligó a entrar a una residencia’ o ‘quién lo mandó a estudiar esto’. Es hora de hablar y no normalizar los maltratos en la educación médica”, manifestó el profesional.
Muchos concuerdan en que no son nuevas estas clases de hostigamientos y turnos de castigo por contestarle mal a un profesor o por fallar en algo. “Esto es muy frecuente en Medicina y a veces los maltratos no vienen solamente de los profesores. Recuerdo que me montaban turnos de castigo, muchas veces sin poder dormir tres días seguidos, solamente por ir al baño en urgencias”, reveló la doctora Diana Nossa.
Por otro lado, Q’hubo conoció una carta de María Rey Salamanca, quien fue residente del programa de cirugía general de la Universidad Javeriana y quien en 2020 decidió retirarse de la carrera porque, para ella, lo que era un sueño rápidamente se convirtió en una pesadilla.
“Mis días eran muchas veces de 18-20 horas, había meses en los que no había descanso, las comidas no siempre eran un lujo y la presión por rendir en nuestras actividades era enorme. Irónicamente, y a pesar de lo que la mayor parte de las personas puedan pensar, esto no fue lo que me llevó a salirme de la residencia; fue darme cuenta de que estaba en un sitio con valores trastocados, fue entender que no importaban mis esfuerzos académicos o asistenciales”, se lee en la carta.
Agregó que hay muchos pros en la carrera: estabilidad económica, interactuar con pacientes y que todo era temporal. También menciona las contras: humillaciones, malos profesores, misoginia, mala calidad de vida y problemas de salud mental.
¡No al acoso laboral!
La decana de la Facultad de Terapias Psicosociales de la Universidad Antonio Nariño, Karol Vásquez, destaca que la Ley 1010 de 2006 en Colombia define y combate el acoso laboral. Esta ley prevé medidas para prevenir, corregir y sancionar conductas persistentes y repetitivas de maltrato, persecución, discriminación y entorpecimiento laboral.
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Dichas acciones pueden resultar en agresiones físicas, humillaciones, amenazas y afectar la dignidad y capacidad intelectual de las personas.
Vásquez subraya que la salud mental está influenciada por el entorno laboral y que un ambiente de empoderamiento y motivación en el trabajo promueve proactividad y conciliación. Además, insta a las víctimas de acoso a denunciar dichas conductas.
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