Le presentamos un balance sobre la gestión económica que el presidente Gustavo Petro hizo durante su primer año de presidencia.

El día que se posesionó como presidente, Gustavo Petro recibió un país que venía en recuperación después de la pandemia, pero que enfrentaba desafíos como la inflación en alza y un desempleo que llevaba años sin ceder.

Con la promesa del cambio enfocada a sacar adelante varias reformas sociales, como la de salud, laboral y pensional, Petro prometió también la búsqueda de la paz total y la superación de las desigualdades.

Pese a ello, inició su mandato con una estrategia de austeridad en el manejo macroeconómico, liderada por su primer ministro de Hacienda, José Antonio Ocampo, que incluía la reducción del déficit fiscal, control de la inflación y la presentación de una reforma tributaria.

• Le puede interesar: “Ojalá podamos perdonarnos”: presidente Petro envió mensaje a su hijo Nicolás

Al terminar su primer año de mandato, el Gobierno Petro llega con indicadores relativamente positivos, que incluyen el precio del dólar más bajo que cuando se posesionó, el desempleo en un dígito por primera vez en mucho tiempo y una inflación que empieza a ser controlada.

Sin embargo, ha sido un año bastante agitado, con anuncios, en especial en el campo energético, que han producido mucha incertidumbre y que en muchas ocasiones han puesto tensos a los mercados.

Se pidió a tres expertos que evaluaran la gestión del presidente Petro en lo económico. Estas son sus opiniones.

Faltaron acciones para incentivar la actividad económica

Desde la perspectiva del profesor Andrés Giraldo Palomino, del Departamento de Economía de la Pontificia Universidad Javeriana, la economía experimentó un rebote significativo, con un crecimiento del 10% en 2021 y luego un 7.3% en 2022.

Para Galindo, el Gobierno, en un intento por afrontar los desafíos, aprobó una reforma tributaria ambiciosa, cuyos resultados reales solo se conocerán hasta 2024. Esta reforma busca mejorar la distribución del ingreso en Colombia, pero generó sobretasas en actividades financieras y en empresas extractivas.

En su opinión, la inflación fue impulsada por aumentos en los precios de los alimentos y el recalentamiento de la economía debido a incentivos fiscales. El Banco de la República respondió con un aumento tardío de tasas de interés para controlar la inflación. Aunque se logró una desaceleración, los aranceles a la ropa implementados por el Gobierno contribuyeron al aumento de los precios.

En cuanto al precio del petróleo, las fluctuaciones afectaron los ingresos petroleros y las finanzas públicas, llevando al Gobierno a reducir gradualmente el subsidio a la gasolina y al ACPM.

• No deje de ver: Nicolás Petro y Day Vásquez tienen libertad condicional

Las reformas impulsadas por el Gobierno, aún sin salir adelante, se enfocaron en hacer ajustes en el régimen pensional y en las condiciones de los trabajadores, pero no han abordado de manera adecuada problemas críticos como la informalidad y capacidad de generación de empleo.

Por otro lado, según Giraldo, el Gobierno demostró responsabilidad fiscal al buscar reducir el gasto público y cumplir con las obligaciones fiscales.

El panorama económico, de acuerdo con el analista, terminó siendo agridulce, con buenos resultados en la actividad económica, pero falta de acciones concretas para incentivarla. La tasa de desempleo disminuyó, pero persisten desafíos en materia de pensiones.

La inflación está controlada, pero el Gobierno debe ser cuidadoso en su enfoque para mantenerla a raya. La situación internacional también afecta la economía, lo que exige una gestión prudente y estratégica por parte del Gobierno para mantener la estabilidad económica en el país.

Mejoras en el recaudo, pero la inflación sigue siendo una sombra

Henry Amorocho, profesor de Hacienda Pública y Presupuesto de la Universidad del Rosario, destacó una medida tomada por el Gobierno para disminuir la evasión: aumentar en 10.200 empleados el personal del área de fiscalización entre septiembre de 2023 y principios de 2024. Con esto se pretende reducir la evasión en aproximadamente 100 billones de pesos, equivalentes a casi el 7% del PIB.

Aunque se lograron avances significativos en el recaudo, con un aumento del 16%, el Gobierno aún debe, según Amorocho, afrontar desafíos pendientes, como las reformas estructurales laboral, pensional y de salud, que no tienen costos fiscales contemplados.

• Lea también: Galán, el hombre detrás de la chaqueta roja

A pesar de los esfuerzos importantes en el Ministerio de Industria y Comercio, el déficit en cuenta corriente sigue siendo un área donde se necesita una mayor precisión en la actuación del Estado.

Para Amorocho, uno de los factores externos que influyó en la economía fue la volatilidad en la tasa de cambio. Aunque se logró una revaluación del peso frente al dólar del 23%, el análisis realizado el 2 de agosto mostró que el precio del dólar está aumentando nuevamente, ubicándose en los 4.050 pesos. Se espera que el precio de la tasa de cambio siga fluctuando entre 3.900 y 4.100 pesos.

De acuerdo con el analista, en el último año, la revaluación del peso colombiano tuvo un impacto positivo en la disminución del déficit en cuenta corriente porque se redujo el valor de las importaciones y el costo del componente importado tanto en la industria agrícola como en la manufacturera.

Se espera que la tasa de interés, que aumentó considerablemente en el último año, comience a ceder en octubre, pero esto dependerá de la coyuntura internacional, especialmente las tasas de interés de la Reserva Federal de Estados Unidos.  

A pesar de estos avances, de acuerdo con Amorocho, el Gobierno tendrá que enfrentar desafíos como el control de la inflación, que pese a los esfuerzos del Banco de la República no cedió más de un punto y no parece tender a ceder, y la deuda externa, que aumentó al 55.3% del PIB.

Altas expectativas, pero falta de claridad

Miguel Gómez Martínez, decano de la Facultad de Economía de la Universidad del Rosario, explicó que el manejo de las expectativas fue el principal problema que está enfrentando el Gobierno desde su elección por mandato popular.

Si bien se debe cumplir con las promesas electorales, también se debe lidiar con la realidad económica del país. Las expectativas generadas sobre un cambio rápido han impactado fuertemente en algunos sectores de la economía, que aún están a la espera de la claridad en las propuestas de reforma presentadas por Gustavo Petro, añadió.

• Lea también: “La tercera es la vencida”, Carlos Fernando Galán

El manejo inflacionario, a cargo del Banco de la República, implicó la contracción de la masa monetaria y el aumento de las tasas de interés. Esto generó una restricción en el crecimiento del crédito y debilitó la demanda de préstamos.

Además, en la lucha contra la inflación, el Gobierno enfrentó obstáculos debido a paros que han afectado la logística económica y encarecido los precios de los productos. La situación se vio agravada por la falta de claridad en la política energética y las continuas declaraciones ambiguas de la, hasta hace poco, ministra de minas y energía, Irene Vélez.

A pesar de estos desafíos, los resultados en materia de empleo fueron positivos, reflejando una caída en los niveles de desempleo, lo que indicó una recuperación de la actividad económica tras los estragos causados por la pandemia.

No obstante, el Gobierno debe mejorar el seguimiento de sus políticas públicas, especialmente en la generación de empleo en zonas rurales mediante microempresas e iniciativas populares.

En cuanto a la deuda del país, el Gobierno hizo esfuerzos para reducirla, con mensajes coherentes sobre el retorno a niveles por debajo del 50% del Producto Interno Bruto. No obstante, se heredó un nivel de endeudamiento elevado que requerirá un manejo cuidadoso y una atención constante.

Redacción Colprensa.

Elija a Q’HUBO Bogotá como su fuente de información preferida en Google Noticias aquí