El atentado ocurrió en la vereda La Plancha, una zona ubicada en el Nordeste de Antioquia, donde también se encuentra uno de los antiguos Espacios Territoriales de Capacitación y Reincorporación, destinados a los excombatientes de las FARC tras la firma del Acuerdo de Paz. El ataque, según el gobernador Andrés Julián Rendón, fue perpetrado por miembros del Ejército de Liberación Nacional (ELN), con posible apoyo de las disidencias de las FARC, grupos armados que operan activamente en la región y han venido intensificando su accionar en los últimos meses.
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El ataque es parte de la creciente ola de violencia en la región
En el ataque, que también dejó a un civil herido, participaron miembros del frente Compañero Tomás del ELN y del frente Héroes y Mártires de Anorí, ambos bajo el mando de líderes reconocidos de la estructura criminal. Los militares muertos incluyen un suboficial y soldados profesionales, mientras que los heridos, entre los que se encuentra un oficial, fueron trasladados a unidades médicas para recibir atención, y tres de ellos se encuentran en estado grave.
El ataque es parte de la creciente ola de violencia en la región, que ha generado una fuerte preocupación en las autoridades locales. En un intento por controlar la situación, el Ejército Nacional desplegó un contingente de más de 200 soldados en Anorí el día anterior, como respuesta a los combates entre los grupos armados ilegales que disputan el control de esta estratégica zona del departamento de Antioquia. Estos enfrentamientos, motivados principalmente por la lucha por el control de actividades ilícitas como la minería ilegal, han dejado múltiples víctimas tanto militares como civiles y han forzado a muchas familias a desplazarse.
El gobernador Rendón y las autoridades militares han señalado que este ataque demuestra la falta de voluntad de los grupos armados ilegales para llegar a un acuerdo de paz. El Ejército ha ordenado el alistamiento de dos pelotones adicionales para ingresar al área y estabilizar la situación de seguridad. Además, se solicitó apoyo cercano para la extracción de los cuerpos de los fallecidos y para el traslado de los heridos. Las fuerzas militares también están llevando a cabo operaciones de rescate y apoyo a las familias desplazadas por los combates, que han tenido que refugiarse en el casco urbano de Anorí, en casas de familiares y conocidos.
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La situación en Anorí es un reflejo de la escalada de violencia en el noreste de Antioquia, donde el control territorial entre el ELN, las disidencias de las FARC y el Clan del Golfo ha generado un conflicto armado que afecta a la población civil. Según la Defensoría del Pueblo, al menos 88 familias se han visto obligadas a huir de sus hogares debido a los enfrentamientos, lo que ha elevado la cifra de desplazados en la región.
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