Styvell Veloza – Pulzo
Ese municipio, ubicado en el departamento del Caquetá, sufrió durante muchos años de los horrores de la guerra, pero ahora es un ejemplo de emprendimiento.
Las risas son la constante entre los turistas que llegan a Belén de los Andaquíes, una población de unos 11.000 habitantes, ubicada a 41 kilómetros de Florencia, en donde las iniciativas de turismo ecológico han marcado el ritmo de su crecimiento económico.
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Para impulsar las iniciativas productivas, 28 pescadores de la región se han incorporado al sector del turismo, ahora que en el sur del Caquetá la violencia va quedando en el pasado.
Balsaje, manifestación de turismo
Cuando los visitantes llegan a Belén de los Andaquíes, se encuentran con un atractivo natural al que pocos pueden resistirse, un recorrido de 9 kilómetros de río en balsas hechas con tubos de PVC.
Luis Ángel Silva, guía turístico de la asociación Aspaben (operador en la zona), le contó a Pulzo que, como él, muchos pescadores vieron que en otras regiones el turismo se ha convertido en un importante renglón de la economía.
La mayoría de estas personas ahora hacen parte de emprendimientos de paz que son impulsados por ‘Un destino diferente’, un programa de ‘Territorios de oportunidad’, proyecto de la Usaid (Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional) y operado por la Fundación Creata.
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Con un paraíso terrenal como Belén de los Andaquíes, los pobladores se dieron cuenta de que en esa población tenían todos los elementos para poder trabajar en darles una gran experiencia a los visitantes.
A pesar de que el sur de Colombia ha estado marcado por la violencia del conflicto armado, Silva señala que a través de la labor que adelantan los guías del sector se puede cambiar la percepción que hay sobre el Caquetá; la idea es que se vea una región más unida al país.
“Esperamos que la gente se dé cuenta de que esto no es solo una guerra. Esto es un turismo de inmersión, de tranquilidad, para que la gente se divierta”, le dijo el guía a este medio.
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Y es que las aguas del río son lo suficientemente caudalosas para que la gente pueda entretenerse en el cause; sus pobladores esperan que por ellas corran los recuerdos de un pasado doloroso, pero sobre el que se puede edificar.
En ese sentido, Anderson Calderón, secretario y guía de Aspaben, agregó que el conflicto armado los afectó demasiado porque los actores de la violencia hostigaban a los pobladores que se encontraban en medio del fuego cruzado.
“Tocaba permanecer en nuestras casa. No era permitido movilizarnos”, recordó en su diálogo con este medio.
Era tal la situación, que durante muchos años los pobladores tenían que hablar con los actores armados para pedirles permiso y así poder trabajar, teniendo como epicentro de su economía el aprovechamiento del río.
Sin embargo, después de varios años, la situación ha cambiado y es común ver que cada vez más turistas llegan a esa zona del Caquetá.
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