Como suele suceder, Valeria* recibió la llamada del banco justo en su tiempo de almuerzo. Por más molesta que haya sido la hora, ella, muy amablemente, les dijo que no estaba interesada en dos tarjetas de crédito que supuestamente le iban a entregar.
La voz detrás de la línea, con acento costeño, le dijo que era de una sucursal bancaria de Santa Marta y que necesitaba la confirmación de la dirección para el envío de las tarjetas, cada una de ellas por un cupo de 9 millones de pesos.
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Ella insistió en no estar interesada, pero sin ser digno de una persona de atención al cliente, la voz detrás de la línea le dijo: “¡Ah! Esta vieja qué”.
Y eso que fue la segunda llamada que había recibido ese mismo día, del mismo banco, con la misma historia de las tarjetas de crédito.
Las dudas…
Pero la sospecha empezó a recaer cuando Valeria quiso ingresar a la plataforma virtual de ese banco, del cual ya no quería tener compromisos financieros y por eso quería cancelar todos los productos a su nombre.
La cuestión es que al meter su número de cédula y la clave, el sistema le arrojaba un error. Cuenta ella que quiso restablecer la clave, al solicitar el envío de un código de seguridad a su número celular, pero este nunca le llegó.
No tenía tiempo de ir a la sucursal bancaria, así que llamó a la
línea de atención pero no le dieron la información por ser de uso personal y supuestamente requería de identificación biométrica para lo que solicitaba.
A ella se le prendió el bombillo cuando le dijeron que consultara en Datacrédito su historial crediticio, pero el mismo problema, no pudo ingresar a pesar de escribir su cédula y su clave.
Ya con el susto a cuestas fue a la sede de Datacrédito en Bogotá, donde pudo hablar con alguien que le dio la mala noticia… Valeria había sido suplantada en su identidad.
¿Qué le hicieron?
Ya verificando que efectivamente era ella, en la oficina de Datacrédito le informaron que a su nombre tenía varios créditos. Aparecieron las dichosas tarjetas de crédito, dos de ellas, cada una por un monto de $9 millones, pero que por fortuna no lograron ser entregadas.
Pero estaban activos un crédito por $4 millones, una cuenta de una empresa de telecomunicaciones, una cuenta bancaria y otras cuentas abiertas en tiendas de compras por catálogo, todo sumando un poco más de $9 millones.
¿Qué hacer?
Pues en la misma oficina de Datacrédito le dijeron que fuera a la Fiscalía. Allí se la recibieron, pero se le sumó otra pata a ese chicharrón, pues a Valeria le tocaba ir a buscar la prueba de todo lo que estaba diciendo.
Ya sin afanes, ella hizo la búsqueda y encontró un total de 31 entidades en la que los delincuentes habrían intentado sacar créditos y compras a su nombre, la última que ella ha tenido referenciada fue una solicitud de compra de sala, comedor y remodelación de cocina, pero también se libró de que a los que la habían suplantado les entregaran una tarjeta de crédito por un cupo de 11 millones de pesos.
“Yo nunca pedí nada y mis datos no son los correctos. Cómo es posible si, según lo que tengo entendido, para cambiar mis datos personales debo ir a la oficina, poner mis huellas… pero vea, me cambiaron el correo, tenían una dirección de residencia que no es y el celular que tenían de titular no es el mío”, recordó.
¿El origen de todo esto?
Haciendo su búsqueda, tal cual le dijeron en la Fiscalía, en la empresa de telecomunicaciones le mostraron algo que la dejó impactada. La cuenta y la línea celular que tenían a su nombre la habían sacado con la cédula de la ciudadanía que correspondía a su número, mostraba su nombre completo, la fecha de expedición del documento y todos los datos correctos, a excepción de la fotografía que correspondía a otra mujer.
Y a ella se le vino a la mente el día del año pasado en que perdió la billetera, con todos sus documentos, en calles de Bogotá, pero la misma que logró recuperar con todos los papeles y hasta el dinero que tenía. “Creo que fue ahí, con la pérdida de mi billetera, porque no solo tienen el número sino la fecha de expedición o alguien le pudo haber tomado una foto, pero la Fiscalía dice que hay muchos métodos en los que a uno le puede robar la información”.
Un gran “poder”
Conocido el caso de Valeria, ¿a usted le quedan ganas de dejar perder su cédula o simplemente mandar copias o fotos de su documento a diestra y siniestra por las redes sociales?
Pues para que entienda directamente la cosa, “un delincuente, para suplantarlo, solo necesita el número de cédula, la fecha de expedición del documento y el lugar de expedición”, aseguró Edna Patricia Cabrera Londoño, directora especializada contra los delitos informáticos de la Fiscalía General de la Nación.
La funcionaria reconoce que en Colombia “no hay una cultura digital que le permita al ciudadano saber que ser internauta también trae consigo una responsabilidad del manejo de mi información y de mis datos”.
A manera de ejemplo, piense… ¿cuántas veces envió la fotografía de su cédula por chats de WhatsApp? ¿Cuántas veces ha soltado su cédula en tiendas donde ha hecho compras a crédito? ¿Cuántas veces le ha sacado fotocopias a la cédula para cualquier trámite? Recuerde que hoy en día, el que tiene la información tiene el poder.
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Eso es lo principal que se debe tener en cuenta para no caer en manos de suplantadores.
La directora sí deja claro algo que no es para nada alentador, pues si usted cae en un tema de suplantación, solo se dará cuenta del problema en el que está metido cuando ya le están cobrando esta vida y la otra por falta del pago de obligaciones que no son suyas, aunque también hay estrategias que puede ir implementando por precaución.
*Nombre cambiado por seguridad.
Delito sí, pero la pena deja mucho que desear
Y sorpréndase aún más, pues a pesar de que la suplantación está tipificada como delito, conocido como falsedad personal, enmarcado en el artículo 296 del Código Penal, la pena en realidad termina siendo un canto a la bandera.
“El que con el fin de obtener un provecho para sí o para otro, o causar daño, sustituya o suplante a una persona o se atribuya nombre, edad, estado civil, o calidad que pueda tener efectos jurídicos, incurrirá en multa, siempre que la conducta no constituya otro delito”.
En ese orden de ideas, la suplantación de por sí no es que sea tan penalizada, pero si detrás de ella vienen casos de hurto o estafa ahí la cosa cambia.
Justamente, desde la Fiscalía precisaron que la información que sustraen los delincuentes “es utilizada con múltiples propósitos criminales, entre ellos crear cuentas virtuales con los datos de las personas suplantándolas ante las entidades financieras, con el fin de recibir en esas cuentas dineros procedentes de actividades también dolosas, como lo es el hurto por medios electrónicos o la estafa”, señaló la directora especializada contra los delitos informáticos de la Fiscalía, Edna Patricia Cabrera Londoño.
¿Cómo darse cuenta del problema?
“El último en enterarse es el ciudadano de bien y se entera cuando va y tramita o solicita un producto financiero y le dicen que tiene cartera castigada o está en el listado de deudores morosos de Datacrédito”, señaló la directora especializada contra los delitos informáticos de la Fiscalía, Edna Patricia Cabrera Londoño.
Pero el asunto viene con regaño incluido, pues la funcionaria recordó que cada quien es el primer garante de su información y de sus datos, por eso las personas deben saber qué información es concordante, coherente con la clase de producto o servicio al cual pretenda acceder en una plataforma virtual.
“De manera personal debo decir que en Colombia no existe una cultura digital, no existe una cultura del ciudadano en ninguna de las esferas, ni sociales ni económicas, que digan que en Colombia existe una manera de acceder de manera responsable de las diferentes redes sociales o en la interacción del cibernauta con todos estos componentes.
La gente descarga Apps simplemente para comprarse un par de medias, sin tener en cuenta las medidas de seguridad”, aseguró Cabrera Londoño.
Tips para evitar ser suplantado
Edna Patricia Cabrera Londoño, directora especializada contra los delitos informáticos de la Fiscalía, entregó estas recomendaciones para no caer en esta trampa:
- Estar atento a la información que le están solicitando. “No creo que para hacer un curso de cocina virtual me tengan que preguntar cuál es mi número de mi cuenta ni mi estado civil. Que la información que se suministre sea coherente con la actividad que se va a realizar con los datos que me están solicitando”.
- Saber y tener un grado mínimo de certeza de que la actividad virtual que estamos realizando la estamos realizando a través de un sitio seguro. Mucho cuidado, porque solo el candado que encuentra en la parte superior izquierda (al lado de la URL) no es prenda de garantía.
- “Cuando se ingrese a aplicaciones que no son seguras, tenga mucho cuidado al dar click a enlaces que terminan utilizando los delincuentes, con herramientas fraudulentas, con el fin de captar información de los usuarios, en lo que se conoce como la ingeniería social”.
- Tener especial cuidado con los documentos de identidad o en el momento de perderlos, bien sea por extravío o por hurto, dar aviso de inmediato a las autoridades.
Recuerde que puede utilizar canales digitales para la denuncia, ingresando a https://adenunciar.policia.gov.co/adenunciar/default.aspx
- Evitar entregar fotocopias de los documentos de identidad. Recuerde que con la Ley Antitrámites estos documentos ya no son solicitados.
- Vigile muy bien el documento de identidad que entrega a la hora de hacer alguna compra.
Redacción: MAURICIO A. PALACIO B.
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