El consumismo desenfrenado y, en especial, lo que se conoce como ‘moda rápida’ ha causado un terrible impacto ambiental, tanto así que según un informe de la ONU, la producción de ropa se duplicó en los últimos años, lo que tiene las alarmas encendidas a nivel mundial.
Uno de los lugares donde se puede ver reflejada esta problemática, que data de una década, es en el desierto de Atacama, donde hay cerca de 100 mil toneladas de ropa que fue desechada y que, por el momento, no le encuentran solución alguna.
A 20 kilómetros de Iquique, ciudad portuaria de Chile, se encuentran el desierto de Atacama, escenario de monumentales montañas de ropa que desde lo lejos se divisan, en un recorrido que parece no tener fin.
“Al año ingresan cerca de 39 mil toneladas de residuos textiles.
Esta llega en contenedores, se hace la selección de la ropa premium y la que no sirve porque que no se puede vender, ya sea porque está rota, sucia o porque es muy grande”,
explicó a medios locales el reciclador chileno Franklin Zepeda.
¿Por qué las dejan en este desierto?
La cuestión es que el Ministerio de Salud de Chile no permite que las prendas sean llevadas a un vertedero municipal, debido a que no son biodegradables y tiene productos químicos.
Así sea enterrada, esté la vista o incluso se incinere, los daños para el ecosistema son de gran magnitud.
Desperdicio de agua
La industria de la moda, según información de la ONU, representa el 20% del total del desperdicio de agua a nivel mundial.
Pero para que usted tenga una mejor idea de esta enorme problemática le contamos que varios expertos han señalado que para poder confeccionar una sola camiseta se necesitan 2.700 litros de agua, lo que equivale al consumo de una personas durante dos años y medio; o incluso para hacer unos jeans, según la misma ONU, se necesita de 7.500 litros de agua.
Contaminación de la industria textil
La ONU señala que la industria textil es la segunda más contaminante del mundo, por detrás de la petrolera y delante de la ganadera.
Además, la industria de la moda es la causante del 10% del total de gases de efecto invernadero al año.
Y para rematar, ¡el 85% de los textiles se queman o se arrojan a la basura! Cabe resaltar que una prenda de vestir puede tardar hasta 200 años en desintegrarse.
¿De dónde viene esta ropa?
Chile es el primer importador de ropa nueva y usada en América Latina, carteras y zapatos de diferentes partes del mundo, como por ejemplo Estados Unidos, Bangladesh, China e Indonesia, entre otros.
Por la zona franca del puerto de Iquique, a 1.800 kilómetros de Santiago, ingresan unas 59 mil toneladas anuales de prendas de vestir, que luego de ser seleccionadas se desechan en el desierto de Atacama.
Allí figura hasta ropa nueva, que incluso tiene su etiqueta con el precio, pero que por alguna razón no clasificó para ser comercializada en su país de origen o simplemente no contó con los permisos para ser exportada.
También hay casos en que las prendas pasaron de moda o simplemente no fueron endidas, entonces llegan a abandonarlas a este lugar.
Recomendaciones
Como dice la ONU, apúntele a la moda sostenible, no solo usando productos ecotextiles, sino también frenar lo que se conoce como la ‘moda rápida’, que significa que las empresas hacen grandes volúmenes de ropa, de menor calidad y a bajo costo, sumado a lanzar colecciones en cortos períodos de tiempo.
La revista Forbes señala que un cambio en los hábitos de consumo puede influenciar también en un cambio en la manera de producir de las marcas.
También es recomendable incentivar la compra de ropa usada y hacer segundo uso de los textiles, por ejemplo, crear otros productos para así sacar un mayor provecho.
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