El doloroso relato de Yuli Marroquín tiene conmocionados a los ciudadanos. Su hija de tan solo 14 años se quitó la vida tras haberse cansado de los maltratos que recibía en su colegio por parte de sus compañeros.
La menor le había manifestado a su mamá que estaba cansada de su colegio, que quería cambiarse de jornada y no tener que estar más con sus mismos compañeros. Este hecho encendió las alarmas en sus padres, quienes de inmediato comenzaron a averiguar qué era lo que estaba ocurriendo con su hija.
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Lizeth acudió al colegio Argentina, ubicado en la localidad de Ciudad Bolívar, en donde estudiaba su pequeña para averiguar qué era lo que estaba ocurriendo y solicitar que la coordinadora iniciara con las rutas de ayuda, pues sus sospechas de que ella sufría de bullying eran mayores.
“La coordinadora del Colegio Argentina me informa que si la niña no ingresa al colegio, ella no va a poder hacer nada. Igualmente, yo le informé que ella tenía deseos de suicidarse porque ella me lo había manifestado, la coordinadora me dice que ellos no son un centro de salud, que tengo que llevarla a urgencias, pero que tengo que seguir un conducto regular dentro del colegio, pero que no me garantizaban que eso iba a solucionar”, aseguró la madre.
Sin embargo, la madre asegura que allí no encontró el apoyo ni la ayuda necesaria sino hasta el día que estaba enterrando a su hija.
“Al ver la negativa del colegio, empiezo a buscar campañas, doy con la línea 106, esta línea me informa que debo estar tranquila y que debo iniciar una conversación con mi hija. Seis días después llega una psicóloga a mi casa, la cual me informa que no es la niña, que soy yo, que soy una mamá sobreprotectora y que me tengo que poner en tratamiento”., relató Yuli
Los padres aseguran que la menor siempre fue muy alegre, le gustaba bailar y hacer TikToks, pero que de un momento a otro cambió y se le veía triste, ya no bailaba ni se grababa y solo quería dormir.
“Dos meses antes del suceso, la niña empezó una serie de cambios de comportamientos que no era normal. A ella le gustaba bailar mucho, le gustaba el grupo K-pop de BTS y ella hacía sus coreografías, de un momento a otro dejó de hacer eso y empezó a dormir demasiado, la vi demasiado triste, y empezamos a indagar con el papá qué había pasado”, contó Yuli Marroquín, madre de la menor.
A pesar de que sus padres intentaron pedir ayuda por todos los medios para salvarla, no lo lograron y justo después de que falleciera la menor, se enteraron del infierno que estaba viviendo.
“Muy tristemente me entero de todo lo que le estaba pasando a mi niña dentro del velorio, me entero de que la coordinadora sí hubiera podido activar muchísimas rutas y no las activó en dicho momento”, concluyó la madre.
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