Copos de nieve cayeron este lunes en el desierto africano del Sahara, una escena insólita y que en cualquier película de Hollywood sería la premonición de una catástrofe ambiental o de un milagro bíblico.
Pero no se trata de ningún truco ni hecho sobrenatural, sino de un efecto propio del cambio climático, pues es la quinta vez que ocurre en 42 años. Previamente había nevado en 1979, 2016, 2018 y 2021; es decir, las últimas cuatro nevadas ocurrieron en menos de diez años.
Las bellas postales fueron captadas por el fotógrafo Karim Bouchetata.
¿Qué carajos está ocurriendo en el Sahara?
Los últimos cinco años el planeta ha sentido el rigor del cambio climático. Entre los fenómenos más extraños que se han presentado en distintas partes del mundo (ver recuadros abajo), ahora resulta que en los últimos días ha caído nieve en uno de los lugares más secos del mundo: el desierto del Sahara.
Lo más extraño del caso, además del hecho de ver nieve en un desierto, es que es la quinta vez que esto ocurre.
A pesar de dejarnos lindas postales para ver y compartir, deja bastante preocupados a los expertos sobre los cambios súbitos que tendrá el planeta los próximos años.
Por otro lado, la nieve cayó en este lugar debido a que la temperatura se redujo a menos dos grados centígrados y, a diferencia de las cuatro ocasiones anteriores, se reportó hasta un 4% más de nieve.
¿En dónde queda el desierto del Sahara?
El desierto del Sahara es, como su nombre lo índica, la zona desértica más grande del mundo. Su extensión, de nueve millones de kilómetros cuadrados, ocupa prácticamente todo el norte de África y se consolida, además, como una de las zonas más secas del planeta, salvo en el invierno, cuando registra lluvias ocasionales y temperaturas de 2 grados bajo cero, siendo está última la cifra más baja registrada en los últimos 40 años (de ahí que caiga nieve).
¿Qué es el cambio climático?
El cambio climático hace referencia a las variaciones a largo plazo de las temperaturas y los patrones climáticos.
Estos cambios pueden ser naturales, pero desde el siglo XIX las actividades humanas han sido el principal motor del cambio climático, debido principalmente a la quema de combustibles fósiles, como el carbón, el petróleo y el gas, lo que produce gases que atrapan el calor.
Debido a este fenómeno, el estilo de vida de las personas alrededor del mundo podría verse perjudicado: algunas zonas quedarán inhabitables por el calor extremo o por inundaciones apoteósicas, también los cultivos y gran parte de la despensa alimentaria del mundo se verá gravemente afectada.
Voraces incendios
La peor deforestación del Amazonas se presentó en julio del año pasado y no por cuenta de explotadores de madera o la minería ilegal, sino por los terribles incendios.
El pulmón del mundo, de siete millones de kilómetros cuadrados, tuvo el año pasado 28.060 focos de incendios que, incluso, se veían desde el espacio y que cesaron más por el milagro de las lluvias, que por la poca y difícil labor de las autoridades.
Se escurre el hielo
Groenlandia es el hogar de los grandes glaciares y la reserva de agua dulce más grande del mundo, pero en el último año una serie de fenómenos está acelerando el derretimiento de enormes bloques de hielo.
El año pasado en lugar de nieve cayó agua y esto acelera el descongelamiento, pero además permite que en ese espacio crezcan algas.
Este fenómeno también se ha visto en las estepas rusas.
Tremendo aguacero
Colombia no ha estado exenta de la crisis climática.
El año pasado varias regiones del centro del país registraron fuertes lluvias y Bogotá tuvo unas granizadas nunca antes vista.
Lejos de los suaves copos de nieve que cayeron en el desierto del Sahara, las bolas de granizo produjeron daños en techos de casas, carros y algunas lesiones e hipotermia entre las personas.
¡Ay qué calor!
En los últimos años el verano en el norte del planeta ha sido implacable. El norte de Estados Unidos, Canadá y al menos cincuenta países de Europa reportaron altas temperaturas, por encima de los 40°C.
Tal fue el nivel de sofoco, que hubo centenares de muertos por el ahogo que vivieron estos países, los cuales no estaban preparados para un calor inusual.
