Doña Flor lleva más de 50 años en Nuevo Muzú, Tunjuelito, y su mayor felicidad es ver reunida a su familia en medio de la celebración de Navidad, que simboliza para ella esperanza, amor y unión.
Al ritmo de villancicos, con una buena porción de natilla y con los tradicionales buñuelos, la señora Flor de María González de Méndez nos recibió en su casa ubicada en la diagonal 53 #61d 24, en el barrio Nuevo Muzú de la localidad de Tunjuelito, lugar donde se siente el verdadero espíritu navideño y que por supuesto, enciende la celebración decembrina en la cuadra.
La Navidad es una de las fechas más esperadas por la señora Flor, quien antes de arrancar diciembre empieza a vestir cada rincón de su hogar con guirnaldas, luces, arbolitos y muchos más elementos alusivos a esta celebración.
En el barrio todos los vecinos la conocen, pues doña Flor, quien tiene 87 años, lleva 50 viviendo en su casita y su decoración siempre sobresale. “Nosotros fuimos los primeros que llegamos a este barrio”, contó con gran conmoción. Pues le gusta mucho vivir en esa zona, donde manifiesta se siente segura y tranquila.
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La bienvenida a la casa no solo nos la dio Flor y su familia, sino varias figuras de Papá Noel que se encuentran al ingreso, al igual que el tradicional arbolito con cada detalle cuidadosamente puesto en cada una de las ramas. Pero eso no es todo, también hay un enorme pesebre, donde esperan el próximo 16 de diciembre dar inicio a la tradicional Novena de Aguinaldos, en el marco de la preparación para el nacimiento del niño Dios y donde esperan recibir con gran aprecio a los vecinos que se quieran asistir.
Aunque en los hogares colombianos es muy común ver un pesebre, el de doña Flor llama particularmente la atención, porque utiliza figuras de gran tamaño entre animalitos, casas y demás personajes.“Yo solo hacía el árbol, un día una muchacha me dijo que por qué no hacía pesebre, y empezó a hacer los muñecos, entonces así me animé”.
Flor tiene una familia numerosa que la adora profundamente, entre los que se encuentran, sus siete hijos, nietos, bisnietos y hasta una tataranieta, los cuales siempre quieren verla feliz y la complacen sobre todo en esta época, pues tener su casita arreglada es lo que más le emociona hacer.
“En esta época buscamos la unión familiar, a mi tía le encanta y hacerla feliz es lo más importante”, explicaron.
Y es que detrás de cada elemento, hay un arduo trabajo y varias manos que ayudaron a Flor. “Yo soy la que da las ideas, ayudo a montar porque mi tía por su edad no puede estar por allá decorando y mi esposo ayuda a lo eléctrico, entonces entre los dos nos complementamos”, dijo Cindy, sobrina de Flor.
Cada instalación de las luces de la casa está conectada con las otras, “dejamos todo una sola instalación, para que se prenda la casa de una vez”, dijo Giovanni, esposo de Cindy.
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Continuando con el recorrido, nos encontramos con muchos más elementos decorativos en la sala, cocina, baños y en las habitaciones, donde hasta los cubrelechos tienen algo alusivo a diciembre. Igualmente, esperan que sus visitantes disfruten de una estadía con toda la magia de esta celebración.
Y que todo está cuidadosamente pensado, los colores combinan entre sí, siendo el azul el elegido para sobresalir entre todos los adornos.
La señora González recordó también que años pasados, cuando sus hijos eran pequeños, le gustaba decorar, así no tuviera los recursos en aquella época para hacerlo, pues siempre se las ingeniaba para no perder la tradición, tradición que ha mantenido a lo largo del tiempo y que deja de herencia a su familia. “Cuando eso, ellos iban (sus hijos) y traían el arbolito para hacerlo, se decoraba en algodón (…) no había posibilidades para decorarlo, no se podía, eran siete muchachos”.
Pero Flor no solo es experta en decorar su casa, sino que también preparando buñuelos, receta que le queda exquisita y que quiso compartir con nosotros, revelando el secreto detrás de su preparación: “el secreto está en la fritada, que el aceite no esté muy caliente ni muy frío. Si está muy caliente, se queman y quedan crudos, si es muy frío empieza salirse la masa, a reventarse”.
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Por último, en medio de esta agradable visita que contagia de amor, esperanza e ilusión, doña Flor hizo un llamado a los jóvenes y a quienes han perdido las tradiciones en esta época.
“Me da mucho pesar que dejen las costumbres, los jóvenes se están criando en otra época, en medio de la tecnología, no se obligan, pero ojalá sigan las costumbres que les dejamos”.
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