Emprender en este país no es una tarea fácil. Hay dificultades de todo tipo: impuestos agobiantes y pocas fuentes de financiación son factores de riesgo que le hacen pensar a las personas más de dos veces si vale la pena arriesgar todo para crear su negocio.
A este grupo de valientes aventureros pertenecen Paula y Daniela, dos hermanas que abandonaron sus carreras para dedicarse a crear una empresa de crispetas que, mediante un pasabocas dulce y delicioso, han logrado consolidar una base económica que no solo les permite subsistir y generar empleos. También, por otro lado, las ha llevado a competir y darse a conocer en otras partes del mundo. Pille su historia.
Reinventando la forma de concebir las crispetas
“Cuando visitaba San Victorino siempre encontraba la típica empanada o pastel de yuca como snack, que son la opción preferida de la mayoría de colombianos que visitamos este comercio; pero yo estaba convencida de que se podía introducir un nuevo momento de consumo: un snack económico, familiar para todos los gustos y fácil de consumir.
Así que a inicios de la temporada de Navidad de 2018, mi hermana y yo le apostamos a introducir las crispetas en el ecosistema comercial del gran San Victorino. No lo pensamos dos veces, compramos una máquina de crispetas para probar si este alimento podía equiparar a la famosa empanada y ser consumida en un espacio diferente al cine. Bueno, como ves nuestra idea tuvo éxito y hemos logrado que más de 40.000 personas en todo Colombia coman crispetas fuera del cine”.
¿De dónde viene el éxito de sus crispetas?
Respecto a lo bien que han sido recibidas sus crispetas por el público, ella dice que: “Nuestro éxito se ha basado en romper un supuesto que se dio por sentado, el de que las crispetas son solo para el cine.
Desde el principio, nuestra apuesta fue descontextualizar las crispetas del cine y crear un nuevo momento de consumo que no estuviera ligado a las películas; que por el contrario estuviera relacionado a momentos de la cotidianidad de cualquier persona. Nuestro trabajo diario es decirle a la gente que pueden comerse unas crispetas de caramelo con un tinto mientras trabajan, ¿por qué no?
Pero sobre todo, y quiero ser enfática, nuestro éxito fue arriesgarnos a emprender en un comercio popular y masivo que nos permitió probar nuestra idea en una plataforma comercial que en temporada de Navidad tiene la suerte de tener a más de 15 mil personas por día. Sin este beneficio, nuestra historia de éxito habría sido diferente”.
La cifra
1.000 usuarios de redes sociales, en un concurso de crispetas, eligieron las de Daniela como las mejores.
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