Niños, niñas y adolescentes son a diario víctimas de todo tipo de violencias: físicas, sicológicas y sexuales. Se trata de una verdadera epidemia de horror que está creciendo con preocupación en el territorio nacional.
El Colegio Colombiano de Psicología (Colpsic) advierte, a propósito de la celebración del Día del Niño, que padres de familia, docentes y la sociedad en general deben poner de su parte para identificar aquellas señales a través de las cuales los menores, sin decir nada, indican que son víctimas de alguna agresión.
Es hora de estar más pendientes de los pequeños para evitar que aumenten las noticias trágicas de abusos y lamentables muertes a través de una comunicación fluida y constante, buscando
resolver los conflictos y acompañando a los menores a romper ese ciclo de violencia.
Cambios bruscos de estado
Es quizás el signo más evidente de que algo no está bien. Algunos cambios físicos sin razón
aparente, como perder o subir de peso, desarrollar tics o movimientos involuntarios y manifestaciones mentales y de comportamiento que reflejan que está pasando por una situación que lo está afectando o le está doliendo de alguna manera. Generalmente, los cambios implican llanto incontrolado o agresividad.
Problemas en el sueño
Por cuenta de la crisis emocional y de la violencia que padecen los niños, niñas y adolescentes, se presentan problemas para dormir y descansar, se muestran agotados y exhaustos. Un episodio que además va acompañado de un silencio extremo, evitando entablar conversaciones o intervenir en algún diálogo.
Desinterés por sus gustos
“Los menores pueden manifestar una renuncia a aquello que les gustaba hacer, como algún tipo de deporte o actividad particular, además se nota una ausencia emocional cuando juega o ve un programa de TV”, explica Támara Calvache, subdirectora de Colpsic. En estos casos,
además, los niños cambian su relacionamiento general con las personas y les cuesta la interacción social.
2.723 casos de violencia sexual contra menores en 2023.
Lastimarse
Conductas como halarse el cabello hasta arrancarlo, frotar una parte del cuerpo o la piel sin poder detenerse y se niega a volver a la institución educativa o un sitio en particular, es una muestra de algún tipo de violencia en su contra. “Cuando hay una manifestación constante de quererse morir o no tolerar hechos que podría afrontar de otra forma, hablamos de un caso muy grave”, agrega Calvache.
Muestra miedo o ansiedad
El niño, niña o adolescente que sufre de violencia o matoneo se muestra ansioso o inquieto ante personas o lugares que pueden estar relacionados con su problema. “Su conducta verbal o no verbal evidencian un malestar o reacción que a su juicio es llamativa”, sostiene la subdirectora de Colpsic.
12 mil 532 menores víctimas de violencia intrafamiliar en 2023.
Hay que acompañarlos
“Mi recomendación es ponernos de acuerdo sobre cómo queremos educar a nuestros hijos, si observamos estos comportamientos, escucharlos con atención, crear un ambiente seguro y no juzgar ni culpabilizar por una situación”, recomienda Támara Calvache (foto), de Colpsic, ante la necesidad de losmenores de encontrar a alguien que los apoye. Por otra parte, la experta recuerda que hay espacios en donde los profesionales pueden apoyar, como la línea 141 del Icbf o la atención profesional de las EPS.
“Estas señales nos indican que el menor está viviendo una situación que sobrepasa su capacidad de afrontarla”, dice Calvache.
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