En el 2015 Isabel Ortega decidió dejar la oficina de abogados donde trabajaba para darse un año sabático y dedicarse a una de las cosas que más la apasionaba: la repostería. Ese año, la paisa también aprovechó para pasar tiempo con su hermanita recién nacida, Celeste.
“Necesitaba un ingreso extra. Siempre me ha ido muy bien con los postres, era la encargada de hacerlos en Navidad y entonces empecé a vender.
Empezamos con unos pequeños a 2.000 pesos”, relata la joven de 28 años. Resulta que en las elecciones de 2018 su marca, Ópalo, y sus postres se hicieron más reconocidos dado que vendieron en cuanto sitio pudieron.
También a las tortas
Isabel era la encargada, en cada abril, de hacerle la torta de cumpleaños a su hermanita Celeste y era inevitable que todos los invitados halagaran su sazón, al punto de recomendarle que las vendiera.
Fue así como en 2019 hizo la primera publicación de su pastel decorado y desde ahí no para y, junto a su hermana María Alejandra mantienen actualizado su Instagram, donde sus posibles clientes pueden antojarse de sus creaciones (@opalorepostería).
Ópalo, en resumidas cuentas, es un negocio familiar. La mamá de Isa le ayuda lavando los recipientes, un trabajo bastante dispendioso en la cocina, mientras que su hermana María Alejandra, estudiante de diseño gráfico, le ha colaborado con el diseño, manejo de redes y las mismas ventas.
Ella, además, también está empezando su emprendimiento con unas refrescantes paletas de mango que comenzó a vender el pasado fin de semana.
“La idea es que nazca como un hermanito de Ópalo”, explicó.
Cuestión de querer
Lo mejor de todo es que Isabel aprendió este arte en YouTube. Sí, viendo muchos videos y experimentando. “Muchos videos, ensayos, errores y aquí voy.
Mi objetivo es pagarme Arte Dulce en el Cesde, que es una técnica”, dice la joven que nuevamente está trabajando en una oficina de abogados, está a punto de graduarse como abogada, pero tiene una meta muy distinta.
Mi objetivo realmente es salir, estudiar repostería y dedicarme a Ópalo. Al principio la familia me decía: ‘¿Cómo se te ocurre?’, y yo les decía: ‘tranquilos, no voy a dejar la carrera tirada, yo me gradúo’”, concluyó.
Según Isabel, el ópalo es la piedra de la creatividad, de ahí que haya escogido este nombre para su emprendimiento que espera algún día transformar en un gran negocio.
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