La princesa Mako de Japón se casó finalmente este martes con su amor de la universidad, Kei Komuro, aunque la ceremonia se celebró de forma muy discreta después de años de controversia.
Desde que anunció su compromiso en 2017, la pareja se convirtió en blanco predilecto de los tabloides que hablaban de las dificultades financieras de la familia plebeya de Komuro. Pero finalmente, “los papeles del matrimonio fueron cumplimentados y aceptados”, dijo un responsable de la casa imperial a AFP.
Las imágenes televisivas mostraron a la princesa y sobrina del emperador Naruhito abandonando la residencial imperial de Akasaka. Con un ramo de flores rosas pálidas en las manos, Mako se despidió con una reverencia de sus padres y de la prensa y con un abrazo de su hermana.
“Kei es un ser insustituible”, dijo Mako en una declaración retransmitida en directo por televisión. “Amo a Mako”, proclamó a su vez su esposo, quien agregó que “de ahora en adelante quiero estar al lado del amor de mi vida”.
En la familia imperial nipona, las mujeres no pueden acceder al Trono de Crisantemo y pierden su título cuando se casan con un plebeyo.
Pero por primera vez en la historia de Japón después de la guerra, la princesa de 30 años recién cumplidos y su prometido, de la misma edad y abogado en una firma estadounidense, se casaron sin el ritual tradicional.
Además, Mako renunció a una importante suma ofrecida habitualmente a las mujeres de la familia imperial en ocasión de su boda.
Aprobación popular
Cuando la pareja se comprometió hace cuatro años, todo era sonrisas tímidas. Komuro describió a Mako como “la luna” que lo cuidaba discretamente y ella comparó su sonrisa con el sol.
Pero cuando la prensa empezó a ahondar en el pasado de Komuro, aparecieron informaciones de que su madre no devolvió un préstamo de 4 millones de yenes (131 millones de pesos) a un antiguo prometido.
La disputa, todavía no resuelta, causó escándalo en Japón, donde se espera un comportamiento impecable de los miembros de la familia imperial. Tanta atención mediática provocó un complejo estrés postraumático a Mako, reconoció recientemente la agencia imperial.
La pareja retrasó su enlace y Komuro se trasladó a Nueva York para estudiar derecho en 2018, decisión interpretada como un intento de escapar de la prensa. El recién graduado volvió a Japón el mes pasado, luciendo un nuevo peinado con una pequeña cola de caballo.
Existen diferentes opiniones sobre mi matrimonio con Kei”, reconoció Mako el martes. “Yo quisiera agradecer a quienes se preocupan por mí y a quienes siempre nos han apoyado a Kei y a mí, sin escuchar los rumores infundados”, agregó la princesa, quien dijo haber sentido “miedo, tristeza y dolor” por las versiones.
A pesar de esta mala prensa, en un sondeo del diario Yomiuri Shimbun, la mitad de los encuestados aprobaban el enlace, contra un 33% en contra. Y en los alrededores de la residencia imperial, los transeúntes lo veían con buenos ojos.
AFP
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