La víctima del crimen, de 57 años, se ganaba la vida vendiendo manojos de cilantro que le regalaban y por no dejarse robar terminó siendo apuñalado.
Así lo dio a conocer el mayor Edwin López, comandante de la Estación de Policía, quien aseguró que esto se debió a la presión ejercida.
“Logramos que el ciudadano llegara hasta acá, a la Estación de Policía Sur, con el fin de responder por los hechos que habría cometido. Es así que lo recibimos y lo presentamos ante la Fiscalía”, dijo el uniformado.
El periódico Vanguardia conoció que si bien el presunto homicida tiene la voluntad de responder, aún no fue capturado ni privado de la libertad dado que ya no había flagrancia ni hay una orden judicial en su contra.
“En esos casos lo primero que el fiscal hace es corroborar que efectivamente sea la persona que cometió el hecho, con los elementos probatorios. Sí es la persona señalada, lo citarán a una imputación de cargos y le pedirán la medida de aseguramiento. No es necesaria la orden de captura porque está ubicado y se presentó voluntariamente”, explicó un experto a esta redacción.
‘Mascota’ fue reseñado en la URI de la Fiscalía, se estableció su plena identidad y luego quedó en libertad mientras avanza el proceso.
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Por un manojo de cilantro
Reynaldo, según sus familiares, se ganaba la vida con el reciclaje y en las mañanas acudía a la plaza de mercado de La Rosita, donde le daban manojos de cilantro para que los vendiera y así obtener algún dinero.
Justamente, por robarle estas hierbas, se habría desatado la riña en la que ‘Mascota’ le habría quitado la vida al hombre de 57 años.
De acuerdo con la versión de un testigo presencial, Reynaldo no se dejó y tenía una navaja en su pantalón, la cual sacó para amedrentar al sujeto.
En respuesta, el investigado se enfureció, se fue a un restaurante del sector, tomó un cuchillo de cocina, se abalanzó sobre su víctima y lo hirió en una sola oportunidad a la altura del cuello.
Mantilla Poveda caminó unos metros y cayó agonizante a la calle, de inmediato comerciantes lo trasladaron al Hospital Universitario de Santander, HUS, donde falleció.
Toda la riña quedó registrada en un video que hace parte de las evidencias.
“Yo puedo decir que nunca le conocí de un problema, que él fuera peleador, nada de eso, siempre evitaba las peleas (…) “Esperamos que la justicia actúe, no es justa la forma como mató a mi papá por robarle un manojo de cilantro”, expresó un hijo de la víctima.
El occiso tenía cuatro hijos: dos mujeres y dos hombres, y vivía con ellos, a veces en el barrio San Miguel o en otras ocasiones en Estoraques.
Redacción Colprensa
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