Muchos se pasan la vida imponiendo sus particulares maneras de pensar y pretendiendo que los demás se comporten como a ellos mejor les convenga.
La manipulación se ve por doquier en la vida cotidiana, tanto en las relaciones de pareja, como en las oficinas o en los diferentes círculos sociales.
Quienes pretenden que actuemos como a ellos se les antoja se aprovechan del poder que ostentan o de la relación estrecha y afectuosa que tienen con los demás para satisfacer sus caprichos, sin importarles en absoluto que les afecte a los demás.
Lo peor es que si no les hacemos caso, se tornan intolerantes y agresivos. Eso suele pasarles porque desde pequeños se acostumbraron a que se haga siempre la voluntad de ellos. En ese orden de idea, jamás entienden que no siempre lo que piensan es lo que nos interesa.
Lo peor es que los manipulados a veces ni siquiera se dan cuenta de que son sus víctimas.
Por eso, con relativa frecuencia se generan en ellos, de una manera sutil, sentimientos que van desde el miedo y la culpa hasta los chantajes emocionales.
Quienes terminan siendo títeres de este tipo de gente, de manera inexplicable, acceden siempre a sus requerimientos.
¿Quiere un ejemplo?
Hay novios que, a punta de manipulaciones, creen que sus parejas son ‘cajeros automáticos’; de ahí que solo los buscan con el único fin de sacarles plata.
Esos noviazgos en donde solo uno es el que aporta no funcionan.
Las relaciones sentimentales requieren de un intercambio equilibrado y satisfactorio que compense lo que yo denominaría como la ‘balanza afectiva y amorosa’.
Usted, yo y, en general, todos tenemos derecho a ser respetados, a expresar nuestras emociones, a establecer nuestras prioridades y, sobre todo, a construir nuestra vida de acuerdo con el concepto de felicidad que cada quien contemple.
No se deje manejar de nadie: usted no es un títere.
Sepa decir “no”, sin sentirse culpable. Cuando aprenda a entender que el afecto, el amor y el respeto no se compran, podrá detener la escalada de la manipulación. Establezca los límites y respétese a usted mismo.
Por último, les digo a quienes son manipuladores lo siguiente:
Para construir una sociedad en equidad, más allá de imponer la voluntad de unos sobre los otros, los individuos deben aprender a conciliar y procurar compartir y comprender a sus semejantes.
De lo contrario, ustedes seguirán aumentando el irrespeto hacia aquellos que, muy posiblemente de buena fe, creen todavía en la sinceridad de la gente.
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