Las negociaciones sobre el salario mínimo para 2025 en Colombia comenzarán a finales de noviembre, pero la incertidumbre económica y las reformas laborales impulsadas por el gobierno de Gustavo Petro están generando tensiones entre empresarios y trabajadores. A pesar de la alta inflación y las dificultades económicas, los sindicatos, encabezados por la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), están exigiendo un aumento significativo del salario mínimo, del orden del 15%. Sin embargo, las expectativas de los trabajadores chocan con las posiciones del gobierno y del sector empresarial, que anticipan un ajuste mucho más moderado.
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¿Cuáles son las predicciones para el salario mínimo?
La inflación, que se proyecta cierre en un 5,1% al final del año, es uno de los principales factores que influirá en el aumento del salario. El Banco de la República ha sugerido un incremento del 6,1%, lo que superaría la inflación esperada. Sin embargo, la situación económica y la productividad laboral, que se encuentra en cifras negativas en ciertos índices, están haciendo que los empresarios apunten a un ajuste salarial de solo un dígito, muy por debajo de las demandas sindicales.
Uno de los elementos que está generando más fricciones es la reforma laboral promovida por el presidente Gustavo Petro. Esta reforma, que ya fue aprobada en la Cámara de Representantes y está a la espera de su discusión en el Senado, ha causado preocupación entre las pequeñas y medianas empresas (mipymes). Según estudios, los costos laborales podrían aumentar hasta un 34%, lo que dificultaría aún más la capacidad de estas empresas para asumir aumentos salariales. El temor a estos sobrecostos podría llevar a los empresarios a presionar por un ajuste mínimo del salario.
El gobierno, por su parte, ha señalado que el aumento estará determinado principalmente por la inflación y los niveles de productividad, en un intento por equilibrar las necesidades de los trabajadores con la viabilidad económica. El ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, ya adelantó que el incremento no será tan elevado como el 12% de 2024, y que se centrará en los indicadores de productividad laboral. En este contexto, las negociaciones entre el gobierno, los empresarios y los sindicatos serán clave para definir el ajuste definitivo.
Mientras los trabajadores piden un aumento sustancial para mejorar su poder adquisitivo en tiempos de inflación, los empresarios y el gobierno argumentan que la reforma laboral y los costos asociados podrían limitar la capacidad de ofrecer incrementos más altos. Las negociaciones que se iniciarán a finales de noviembre serán fundamentales para resolver estas diferencias y definir el salario mínimo que regirá en 2025.
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