El Gobierno, a través del Ministerio de Hacienda, ha sido claro al señalar que el aumento propuesto del salario mínimo no debería superar el rango de los dos dígitos, debido a las proyecciones de inflación y el comportamiento de la economía. Según el Ministerio, la inflación proyectada para 2024 superará ligeramente el 5%, mientras que para 2025 se espera que se acerque al rango objetivo del Banco de la República, que es entre el 2% y el 4%. Esto pone un freno a las expectativas de los sindicatos, que han estado exigiendo un aumento superior al 10% en el salario mínimo para poder mejorar las condiciones de los trabajadores, especialmente en un contexto económico difícil.
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Por otro lado, la Asociación Nacional de Instituciones Financieras (Anif) ha recomendado un incremento más moderado del 6%. Esta cifra ha sido propuesta tomando en cuenta la inflación estimada, el crecimiento de la productividad y el impacto en las pequeñas empresas. Anif sostiene que los incrementos salariales afectan de manera desproporcionada a las empresas más pequeñas, que enfrentan una mayor carga de costos laborales en comparación con las grandes corporaciones. En su análisis, Anif también destacó que el 56% de los trabajadores en Colombia están en la informalidad, lo que significa que no se benefician directamente de las negociaciones salariales, lo que agrava la desigualdad laboral y aumenta la brecha entre trabajadores formales e informales.
Salario mínimo en Colombia: El primer paso para la promoción del trabajo digno
Las negociaciones también se han visto marcadas por la discusión sobre el concepto de “productividad”. Las cifras presentadas por el DANE indican que la productividad de todos los factores en 2023 fue del 1,73%, mientras que la productividad por hora trabajada alcanzó un 3,43%. Existen varios indicadores relacionados con la productividad laboral, y la decisión de cuál de ellos se tomará como referencia para el cálculo final es un tema central en la mesa de negociación. La ministra de Trabajo, Gloria Inés Ramírez, ha señalado que el 4 de diciembre se realizará una jornada de análisis para determinar qué número utilizar en la fórmula del salario mínimo.
Además de los aspectos económicos, las negociaciones también están influenciadas por los objetivos sociales del Gobierno, que ha insistido en la importancia de promover un “trabajo decente”. Este concepto implica ofrecer condiciones laborales más dignas y una mayor equidad en la distribución del ingreso. Sin embargo, los empresarios han expresado su preocupación por el impacto que un aumento salarial elevado podría tener en la creación de empleo y en la competitividad de las empresas. Los empresarios abogan por un aumento moderado que no frene la generación de empleo ni ponga en riesgo la estabilidad económica.
Si bien las negociaciones sobre el salario mínimo siempre generan tensiones entre los distintos actores, el resultado de estas discusiones tendrá un impacto directo en las condiciones laborales de millones de colombianos. La fecha límite para llegar a un acuerdo es crucial, ya que los incrementos salariales son anunciados tradicionalmente a finales de año, para entrar en vigor en enero del siguiente año. Las partes involucradas en las negociaciones deberán llegar a un consenso que logre equilibrar las necesidades de los trabajadores, el bienestar económico de las pequeñas y medianas empresas y los objetivos de estabilidad macroeconómica del país.
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