“Me siento orgulloso que en medio de mi desgracia existan mis hijos, existan mis nietos como una bendición final.”, dice una parte de la carta a sus nietos.
Tras la muerte de Rodríguez Orejuela en una cárcel de Estados Unidos, capo del cartel de Cali, se conoció una carta dedicada a sus nietos donde cuenta su visión de la vida, admite sus errores y reitera su amor profundo por la familia.
A continuación fragmentos de la carta escrita por uno de los hombres más buscados por narcotráfico.
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Carta de Gilberto Rodríguez Orejuela a sus nietos:
Querido nieto (a): Desde hace un tiempo atrás me he enterado de mucha información negativa sobre mi que circula por internet y que seguramente ustedes ya han leído. Yo he sido un guerrero y no hay guerrero sin cicatrices, cicatrices morales y cicatrices físicas, yo tengo de las dos que me ha dejado mi vida de guerrero.
Soy un hombre con muchos defectos y unas pocas cualidades. He vivido lo suficiente, 82 años, y los he vivido intensamente, he hecho de todo, he sufrido las inclemencias de la vida, pero también he tenido tiempo para ser feliz.
He sido leal y generoso con mis amigos y vertical y vengativo con mis enemigos. Amo mi familia. Soy intransigente cuando algún familiar quiere coger el camino equivocado de la delincuencia sin ninguna razón valida, porque no hay razones validas para seguir ese camino, y los que hemos transitado ese camino lo sabemos.
He amado y me han amado, he odiado y me han odiado, la vida me dio mucho y devolví algo de lo que me dio, he leído, he escrito, he pensado y he tratado de aprender a ser mejor persona cada día.
Creo en la gratitud como una virtud y un valor supremo en el ser humano. Quiero definirme ante ustedes, como un hombre que fui y soy rebelde por convicción, comerciante y negociante por vocación y fui narcotraficante por ambición, me siento orgulloso de mis dos primeras condiciones y absolutamente avergonzado de mi ultima condición. Quiero confesarles también que me he equivocado muchísimo, pero también he acertado en algunas ocasiones.
También vivo convencido, sin amargura y con divertida tranquilidad que personalmente no tengo ni presente ni futuro, lo que si me sobra es pasado y de mi pasado lo que me preocupa es lo que ustedes piensen de mi. Por lo tanto ya no pienso mucho en ser feliz, me conformo con no ser tremendamente infeliz. Que no haya tragedia en mi familia, que mis nietos y mis hijos vivan tranquilos, sin sobre saltos y sin el dolor que producen las injusticias.
El día que me toque partir me iré tranquilo y agradecido con el destino por la hermosa familia que me dio. Entonces, después de este pequeño discurso nihilista que les ruego que lean y analicen, y después lean en Internet e investiguen lo malo y lo poco bueno que debe de haber sobre mi y me hagan sus preguntas. Cualquier pregunta que ustedes me hagan será bien recibida y contestada, por dura y fuerte que sea. Y será contestada con la verdad y nada mas que la verdad así la verdad sea cruel, es una manera de demostrarles mi respeto y lo que ustedes significan para mi.
Todos ustedes pueden estar seguros que he amado mi familia, que desde que era un niño de solo seis años de edad he trabajado, he luchado y me he partido el alma por mi familia.
Hoy me siento orgulloso que en medio de mi desgracia existan mis hijos, existan mis nietos como una bendición final. Los amo inmensamente, su abuelo Gilberto.
Redacción Q’HUBO Cali
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