En la mañana de ayer el presidente Iván Duque se refirió a la posibilidad que analiza el Ministerio de Salud de flexibilizar el uso de la mascarilla, advirtiendo que “por ahora tenemos que seguir luchando contra la pandemia, avanzando en la vacunación masiva y seguir teniendo los mecanismos de protección”. Agregó que Colombia aún no está lista para eliminar su uso.
Y aunque todo indica que por ahora el país descarta sumarse a la decisión que tomaron países como Francia, Inglaterra y España de la obligatoriedad de usar tapabocas en determinados espacios, queda en el aire la duda de si es conveniente hacerlo pronto, algo que abordó Q’HUBO en diálogo con el epidemiólogo Jaime Ordóñez.
Ahorita no conviene
Según analiza Jaime Ordóñez, epidemiólogo de la Universidad de Antioquia, en este momento la velocidad de contagio en el país es alta, por lo que eliminar el tapabocas aumenta el riesgo de contagio.
Además, hay muchas personas que siguen siendo susceptibles porque les falta una, dos y hasta tres dosis, y en último lugar, “en este momento el 80% de los colombianos no pueden acceder a pruebas PCR porque estas son solo para población de riesgo, el resto deben pagar $200.000 para hacerse la prueba”.
Para completar, el experto agrega que: “las muertes de la semana pasada (1.435) equivalen al mismo número fallecimiento por infartos, Epoc, neumonía e hipertensión”.
Sin embargo, él aclara que eliminar el uso del tapabocas no depende en realidad de si bajan los contagios o las muertes en general, sino de los fallecimientos en personas vacunadas.
La vacuna es como los tres golpes del día
Según explica el doctor Jaime, el Ministerio de Salud hace un cálculo sobre el riesgo que tienen los vacunados de fallecer o ingresar a una UCI, conocido como ‘Cohorte Esperanza’, y el cual la semana pasada fue del 16,4%. Es decir, de 1.435 fallecimientos de la semana, 235 fueron de vacunados, una cifra considerablemente alta, pero ¿por qué sucede esto?
Pues resulta que actualmente el 60% de la población colombiana tiene incompleto su esquema de vacunación.
“En este momento sabemos que el 80% de la población del país tiene una dosis, y eso es como si esa misma cantidad de colombianos hubiera desayunado, de entrada ya sabemos que el 20% no ha desayunado; del otro porcentaje, el 40% almorzó (recibió dos dosis) y solo el 40% ha tenido acceso a las tres dosis; entonces, así como la buena alimentación son tres comidas, la vacunación efectiva es con tres dosis”, explica el experto y advierte que en este escenario el 60% son en mayor o menor medida los que corren más riesgo de enfermar y morir, además de ayudar a que el virus mute genéticamente y pueda ser más agresivo.
Antes de salir del ‘tapañatas’
Según explica el epidemiólogo, aunque la decisión final está en manos del Ministerio de Salud, lo más aconsejable es que las muertes de personas vacunadas esté por debajo de las siete muertes diarias (49 muertes semanales) por cada 1.000.000 habitantes, algo que ya se había logrado en octubre del año pasado, pero que en esta ocasión depende de que más personas vayan a ponerse sus dosis.
En caso de que esta cifra sea mayor, el COVID seguirá siendo la mayor causa de muerte del país. Además, quitar el tapabocas no debe tomarse como el fin de la pandemia, sino que “se ha reducido el riesgo de que las personas vacunadas se infecten, vayan a hospitalización y mueran”.
En caso de que se alcancen estos números y se mantengan en el tiempo, el país podrá retomar sin riesgo la totalidad de aforos incluso en espacios cerrados, concluye el experto.
Cuestionables decisiones
“Hay personas que siguen con la decisión de no vacunarse, lo cual es una torpeza, pero la mayor parte de la sociedad, que sí se ha vacunado, no puede pagar por esta decisión.
El Estado cumple con poner las vacunas, pero si ellos no quieren vacunarse que asuman su responsabilidad”, expresa Ordóñez.
“No importa que el Reino Unido haya quitado el uso de la mascarilla, porque el primer ministro de allá, Boris Johnson, tiene un problema de popularidad y esta es una medida populista, igual está pasando en los otros países como España o Francia, que están tomando esta decisión más por un interés político y nosotros no podemos pensar con cansancio o con intereses políticos en esta opción”.
