Lina María Suárez, la joven madre que fue víctima de un intento de feminicidio el pasado mes de mayo, pide a las entidades competentes que no la abandonen, pues tras ataque que sufrió por parte de su expareja ella se encuentra postrada en una cama.
Q’HUBO dio a conocer a esta lamentable historia, tras las amenazas que recibió su familia, al parecer, por parte del victimario N. López, quien se encuentra privado de la libertad en un CAI. Pero lo que esta viviendo Lina María va más allá de que el sujeto siga sembrando temor en todos los miembros de este hogar, ya que la atención que recibió la mujer por parte de la EPS y las entidades distritales es inhumana.
Entrevista con Lina
Desde una camilla hospitalaria, en una habitación donde viven seis personas, Lina María, sin poderse mover y reflejando una resiliencia ante su condición, le contó a Q’HUBO la pesadilla que afronta.
El pasado 9 de mayo la expareja de Lina María acudió a su lugar de trabajo, una salsamentaria en Suba Compartir, y en un acto infame le propinó cinco tiros, uno de ellos le afectó su médula espinal. El hombre fue capturado, mientras que Lina fue trasladada a un centro médico donde lograron salvar su vida.
“Me dieron salida y me enviaron terapias, pero el terapeuta solamente vino una vez y fue como valoración. Tengo sensibilidad y como no estoy haciendo terapia la he estado perdiendo. A mí me dijeron que podría tener una posibilidad de volver a caminar”, dijo Lina.
La joven es madre de dos menores y cuenta que en estos momentos son sus hermanas las que le han estado pagando la EPS, pues debido a la violencia que ejercía su pareja contra ella, se vio obligada a trabajar en tiendas de barrio, donde ganaba por días.
“Necesito una camilla hospitalaria porque no me puedo sentar y la que tengo en estos momentos es alquilada con ayuda de la comunidad. A Sanitas se le solicitó la camilla y la silla de ruedas pero eso es un proceso de seis meses y no es seguro que la aprueben. También necesito unas félulas porque se me están torciendo los pies, pero también me están poniendo problema para entregármelas, y cuando he tenido que ir de urgencia me ha tocado llamar al 123 para solicitar una ambulancia. Esto no es fácil”, relató Lina María.
Esta mujer debe soportar los dolores en su espalda y más cuando ha tenido que salir de residencia. Otra de las problemáticas que afronta es el no poderse trasladar hasta las citas que debe programar, como por ejemplo la de psicología.
“Necesito un enfermero para que me ayude a moverme. Le he solicitado a la EPS un profesional, pero todavía no tengo respuesta. De otro lado, antes de todo esto solicité el Sisbén, pero nunca me hicieron la visita y lo necesito para tramitar mi discapacidad, pues me lo piden”, agregó la joven.
¿Y quién responde?
En cuanto a la atención por parte de las entidades del Distrito, Suárez cuenta que únicamente la llaman a preguntar cómo está, pero ninguna se ha presentado en su casa y mucho menos le han brindado una ayuda tangible.
Con respecto al tema de seguridad, la familia dice que Lina tenía una medida de protección antes de los hechos y que eso no impidió que su agresor atentara contra su vida. Además, las rondas de la Policía han sido esporádicas.
“Me dieron el número del cuadrante, me habían ofrecido ir a una casa refugio por cuatro meses, pero debía estar alejada de mi familia. Podía llevar a mis hijos, pero eso implicaba sacarlos de estudiar, entonces yo dije que no”, contó la víctima.
Lina no logra entender por qué la justicia tarda tanto con una condena para su agresor, pues aunque él no aceptó cargos, existen pruebas irrefutables, como un video donde se observa accionando el arma contra ella; además de los testimonios.
“Espero que pague por lo que me hizo. Estoy en una cama y no sé si pueda volver a caminar. ¿Qué será de mi vida de ahora en adelante? Mis hijos necesitan una ayuda psicológica, ¿cómo los voy a mantener de ahora en adelante? A ellos tocó cambiarlos del colegio por seguridad. No tienen uniformes, fuimos hasta el banco de estos pero no tienen; a mi hija le solucionaron el de diario, pero le falta la sudadera; a mi niño los dos uniformes, pero le falta los libros. Uno trabajando los compra, pero en estos momentos ¿cómo hago?”, dijo Lina con preocupación.
Pese a que las entidades distritales se han encargado de hacer campañas para que las mujeres denuncien y dicen que apoyan a las víctimas, lo cierto es que en el caso de Lina la han abandonado.
“De nada me sirvió denunciar; a los siguientes días me dispararon y la Policía no estuvo presente. Todos saben lo que me pasó, pero nadie viene a ver cómo estoy o qué necesito. Yo requiero pañales talla L, pañitos, y cremas para hidratar, porque al no moverme me pueden salir llagas en el cuerpo. Pido que por favor me ayuden. A la Fiscalía, que agilice el proceso contra él, protección para mi familia; y por parte de salud, que me ayuden, hasta los pañales son imposibles de reclamar, siempre ponen un pero”, finalizó diciendo Lina.
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