A tres horas de Bogotá se encuentra Chíquiza, un pueblo boyacense de casi 7 mil habitantes, que sale adelante gracias a una economía basada en la producción agrícola y de lácteos. De allí son las protagonistas de la historia que le vamos a contar: se trata de las jugadoras de baloncesto más talentosas de ese municipio, que hoy viven en Suba.
Son cerca de 40 mujeres que dividen su vida entre sus labores del hogar y su pasión por esta disciplina, la cual aprendieron a jugar desde muy jóvenes cuando en sus colegios disputaban torneos locales. Aunque la complicada situación económica en sus hogares las llevó a radicarse en la capital.
“Algunas llevamos viviendo en Bogotá hace 10 años, otras hace 15 años. Chíquiza es una zona de cultivo de papa y todos somos hijos de campesinos, entonces no hay el modo de estudiar o de trabajar en otras cosas. Así que la mayoría se fue a Bogotá a estudiar y a buscar nuevas oportunidades”, le dijo Julieth Ruano, una de las basquetbolistas, a Q’HUBO.
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No pierden el tino
Pese a que las responsabilidades las llevó a ocuparse de otras tareas, como el de atender a sus familias, estas boyacenses hallaron la forma de retomar sus actividades deportivas.
“Hacíamos grupitos para entrenar baloncesto en las tardes, en los tiempos libres. Algunas nos conocemos desde hace años, entonces fue fácil entendernos en la cancha. Por eso también nos animamos a crear equipos y participar en torneos en Suba”, agregó Ruano.
Sumando el talento y el esfuerzo que hicieron en las prácticas, estas jugadoras de baloncesto, que viven en sectores como Nogales, Bilbao y San Pedro, se animaron a participar en un torneo de amas de casa que se realizó hace un mes en Suba. El resultado, el mejor: de cuatro equipos que armaron las oriundas de Chíquiza, tres se subieron al podio como los mejores.
“Siempre estábamos acostumbradas a estar en la gradería acompañando y animando a nuestros esposos cuando jugaban torneos de microfútbol. Pero esta vez sucedió lo contrario, ellos y la comunidad nos apoyaron y nos felicitaron porque, para dedicar gran parte de nuestro tiempo a nuestra labor como amas de casa, demostramos que aún tenemos intacto el buen nivel. De paso nos distraemos y pasamos ratos agradables”, agregó Julieth.
Orgullo de la comunidad
El deseo de las jugadoras de baloncesto es seguir haciendo lo que más les gusta. Próximamente en la localidad se realizará nuevo torneo y esperan nuevamente llevarse los honores. “Nos gustaría seguir haciendo deporte. Nos hace recordar nuestras épocas doradas en los torneos intercolegiados. Este tipo de actividades nos une más entre jugadoras y fortalece el apoyo entre familias”, concluyó Julieth.
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