A pocas cuadras del CAI de Arborizadora Alta, en la localidad de Ciudad Bolívar, queda el montallantas donde trabajaba Gilberto Cárdenas Beltrán. Hasta el lugar llegaban vecinos del barrio, clientes de otros barrios y hasta patrullas y motos de policía del sector le confiaban al señor Cárdenas los arreglos de sus vehículos. Además de un gran trabajador, era una persona conocida en el sector por su afabilidad y buen trato para con sus vecinos. De ahí que nadie de explique por qué le dispararon la noche del jueves.
Los hechos…
Eran las 8 de la noche y un cliente asiduo al montallantas llegó buscando un líquido de frenos para su carro. Se acababa de varar y el señor Gilberto estaba trabajando en el problema. Pasada una media hora de que llegara el cliente, el mecánico seguía en sus labores y entonces, sobre las 8:30 de la noche, dos sujetos llegaron al montallantas y por la espalda acribillaron al hombre de 43 años mientras trabajaba.
El eco de dos disparos resonó en la intersección de la Carrera 40 con Calle 76Sur. Los asesinos huyeron entre el ajetreado tráfico y los vecinos que corrían buscando refugio.
El hombre quedó en el asfalto herido de muerte. Mientras los sicarios se refundían entre las lomas de la localidad, vecinos y transeúntes acudieron a la escena del crimen para tratar de brindarle los primeros auxilios. Una herida en la espalda y otra en la región torácica no daban buenos augurios.
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La comunidad alertó a la policía y mientras llegaban los uniformados decidieron trasladarlo hasta el Hospital de Meissen en una camioneta particular.
Cuando la policía llegó a la escena del crimen, la comunidad ya se había encargado del traslado del herido y entonces empezaron con las averiguaciones y las primeras pesquisas para dar con el paradero de los asesinos.
Fue ingresado de urgencia al Hospital de Meissen, lugar en el que a pesar de las labores de reanimación y el esfuerzo médico, Gilberto Cárdenas Beltrán perdió la vida. La gravedad de los impactos y la gran pérdida de sangre fueron los factores definitivos para su partida.
De la causa del homicidio, al momento, no es mucho lo que se sabe. Las investigaciones están en proceso. El occiso era conocido en el barrio y no precisamente por cosas malas: se reconocía su solidaridad y su buena actitud para con los vecinos y clientela en general. Era un tipo trabajador que no se metía con nadie, razón por la cual no se entiende por qué terminaron con su vida de tal forma.
El hecho se suma a los recientes casos de sicariato en la localidad 19 de la capital. Vecinos insisten en pedir más acompañamiento de las entidades gubernamentales y más presencia policial en la zona.
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