“Ojalá pudiera devolver el tiempo para verte de nuevo, pero Dios te ha llamado”, era la frase de una canción que resonaba en toda la montaña del barrio Carlos Pizarro (Soacha) ayer en la mañana, luego de que la muerte visitara las humildes y destapadas calles de este sector.
La arena dorada brillaba por la lluvia que cayó a cántaros la noche anterior, justo antes de que le arrebataran la vida a un muchacho lugareño de un disparo en la cabeza sobre horas de la madrugada de ayer. El homicidio causó gran resquemor entre la comunidad, la cual quedó aterrorizada con estos hechos.
Muerte en la madrugada
Eran la 9 de la mañana y todavía no habían recogido el cadáver del muchacho, por más que este fue avistado a eso de las 2 de la madrugada por vecinos que no sabían que se trataba de un muerto, hasta que vieron el reguero de sangre que tiñó las piedras de la colina que ubicada en la Carrera 23 este con Calle 56B. Las autoridades tardaron en llegar a este barrio, ya que queda ubicado en el sector de Cazuca, en la Comuna 4 de Soacha.
“Por la central de la Policía nos entró el llamado del hallazgo de un cuerpo en vía pública. Es un lugar de difícil acceso, por lo que las unidades tardaron en llegar. En el sitio las personas no hablan mucho, por lo que pudimos establecer es que el joven recibió un impacto de arma de fuego en la cabeza”, señaló a este periódico un oficial encargado del caso.
Para llegar a este barrio basta con subir por al Autopista Sur por una empinada trocha, poco transitada, durante más de media hora hasta llegar a la pequeña iglesia ‘La Luz del Mundo’, en cuya esquina fue ultimado el muchacho, que tendría unos 25 años de edad.
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“Sí escuchamos unos disparos, pero nos llegamos a enterar de que se trataba de un muerto hasta esta mañana. Yo la verdad estaba borracho y por eso no supe nada. Solo vi que el chino amaneció tirado al lado de un poste naranja”, relató a Q’HUBO un vecino del barrio, observando el poste manchado por la sangre del occiso.
Según cuentan los vecinos, el joven estaba merodeando por aquella esquina tierrosa cuando un sujeto, que iba a pie, le disparó en la cabeza. Luego, el criminal escapó loma arriba y se perdió entre la penumbra y el frío de la noche.
En cuanto a la investigación, las autoridades están contra las cuerdas: en el lugar no hay cámaras de seguridad que pudieran captar las características del asesino ni el rumbo que tomó al huir de la escena del crimen.
Sobre los móviles del homicidio, las autoridades comentaron que “hay poca información. La gente en esos lugares no habla mucho. No hemos podido identificar la identidad del muchacho, porque no llevaba documentos. Por ahora, no sabemos por qué atentaron contra su vida”, señalaron las autoridades.
El resto de la comunidad se abstuvo de darnos declaraciones. Es un hecho que ese temor ya estaba infundado desde antes que asesinaran a este muchacho. Tal parece que el joven vivía por esos lares, pues la canción de despedida siguió sonando durante toda la mañana, como si fuera un homenaje.
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