Un sujeto de chaqueta blanca y pantalón café fue visto pasando muy campante al lado de un puesto de aguacates, guardándose tranquilamente el revólver -todavía caliente- que acababa de usar contra una pareja de adultos mayores que estaba haciendo sus compras para el almuerzo del sábado en un fruver.
El sicario ni siquiera llevaba casco, su rostro quedó plasmado en la mente de decenas de vecinos que fueron testigos del atentado a bala ocurrido en plena mañana soleada. Una moto se llevó al matón que sembró el terror en el barrio Almendros, de la localidad de Suba. El saldo fue fatal: la pareja falleció a causa de las balas que les alojaron en la cabeza.
Las autoridades estudian las causas del doble crimen.
Crimen entre verduras
Cuentan que la pareja llegó sobre las 9 de la mañana de ayer a realizar las comprar para el almuerzo. Ya acababan de mercar en el fruver esquinero del conjunto residencial Capri 2, cuando el asesino les disparó en toda la entrada del local ‘La Cosecha del Porvenir’, ubicado sobre la Carrera 111A con Calle 148. La conmoción se apoderó de barrio, niños y abuelos se agruparon al rededor del fruver para presenciar el espectáculo de muerte.
“Estaban a punto de salir, cuando escuché cuatro disparos. Fue muy rápido: primero le dio un tiro a la señora y luego le descargó varios al señor. La Policía llegó rapidito y sacó a la mujer con un disparo en la cabeza, todavía estaba viva. El señor sí quedó tirado en la entrada. El sicario salió tranquilito caminando, guardándose el revólver entre la chaqueta”, narró a Q’HUBO un comerciante de la cuadra.
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Aunque en un inicio se pensó que sobreviviría, la mujer, identificada como Marina Araque de Silva (de 50 años), murió sobre la 1:30 de la tarde en el Hospital de Suba, ya que el disparo ingresó en su rostro, comprometiéndole órganos vitales. Su marido tenía unos 70 años, su identidad no fue esclarecida y su cuerpo quedó a la vista de los vecinos de los conjuntos aledaños, razón por la cual los agentes de la Sijín lo taparon con dos trozos de cartón. Un zapato de la señora quedó al lado de los pies del señor y las papas sabaneras de la entrada fueron salpicadas con la sangre de las víctimas. Sobre el mediodía terminó el levantamiento del señor, hora en que las imágenes de las cámaras de seguridad fueron recopiladas.
Al menos tres cámaras habrían captado todo el instante y ponchado de frente al criminal que baleó a la pareja con una frívola tranquilidad.
“Creemos que los venían siguiendo, porque la moto la vieron rondar varias veces. Iban dos, pero uno se quedó cruzando la calle. El sicario se bajó y se quitó el casco, pareciera que quería que lo vieran porque todo lo hizo caminando y descubierto”, agregó otro comerciante sobre el asesino, quien posteriormente huyó en la moto de su compinche. Estos sujetos seguían siendo buscados al cierre de esta edición.
De acuerdo con otros comerciantes de tiendas vecinas al fruver, “el señor era un cliente habitual de por acá. Él venía constantemente y parecía un vecino común y corriente. Eso sí, se sabía que por alguna razón el señor andaba con harta plata pa’ arriba y pa’ bajo”, nos contó el tendero de una carnicería.
Varios dolientes asistieron al levantamiento del cadáver del hombre, sumidos en una profunda tristeza y sin entender del todo lo que sucedió en esos intensos segundos del atentado. La Policía no entregó muchos detalles del origen del homicidio, pero por como sucedieron los hechos, se cree que fue un ajuste de cuentas dirigido a la pareja, que solo estaba comprando un mercadito.
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