La última imagen que se llevó Jacobo Danixon Villarroel Tovar fue la de su homicida mirándolo fijamente a los ojos, al mismo tiempo que le apuntaba con un revólver a la altura del pecho. El sonido ensordecedor de la primera detonación fue el punto de partida para este hombre, quien no alcanzó a llegar a su vivienda.
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Dos disparos fueron escuchados por los habitantes de una calle solitaria del barrio Las Colinas (en Rafael Uribe), quienes al asomarse por sus ventanas no observaron ningún movimiento extraño, tan solo vieron el cuerpo de un hombre tendido bocarriba en plena vía pública.
Los dos disparos que escuchamos fueron seguidos, pero como eso ya es normal por aquí, ninguno salió a verificar lo que estaba pasando. Como a los 15 minutos se escuchó a una patrulla de la Policía, al asomarnos por la ventana nos dimos cuenta que estaban subiendo al carro un hombre que estaba sangrando mucho, pero para mí que ya iba muerto”, le manifestó a Q’HUBO una residente de la zona.
Al hombre de 34 años lo alcanzaron a llevar al Hospital San Carlos, pero minutos después declararon su final debido a la gravedad de los dos tiros que recibió en el pecho.
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Crimen a bala
Jacobo Danixon, de nacionalidad venezolana, encontró la muerte minutos después de haberle cumplido una cita a un conocido, a dos cuadras del lugar en donde lo balearon la noche de este miércoles, justo cuando el reloj marcaba las 7:40 de la noche.
Aunque aún no es claro si esta cita estaría relacionada con el crimen y si todo se trató de una trampa, lo cierto es que la víctima, tras despedirse de su conocido, emprendió camino por la loma y justo cuando iba caminando por la carrera 13 J con calle 33 B Sur, se tropezó con la muerte.
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Una señora nos dijo que el homicida alcanzó a llamar al sujeto por su nombre, el señor se giró y en ese momento le dispararon. No supimos por qué ni nada, ya que no hubo peleas previas, solo se oyeron los tiros”, agregó una moradora.
En el momento en que se registró el homicidio, como si el destino se confabulara para convertir la calle en el escenario propicio para perpetrar el hecho, no había ninguna persona, tan solo estaba el asesino con el arma lista para cometer el delito.
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La verdad es que las calles siempre están solas, y en la noche es aún peor, porque la gente que llega de trabajar, entre las 5 y las 7 p. m., se queda entre su casa por temor, pues aquí es muy inseguro y peligroso. De eso se aprovechan los bandidos para hacer de las suyas, así como hizo ese criminal”, manifestó un residente.
Tras el ataque sicarial, las autoridades hicieron presencia en el lugar, pero en ese momento ya no había rastros del homicida, tan solo está la versión de una vecina que iba llegando a su casa y quien aseguró que el verdugo era un hombre de tez morena, acuerpado y alto.
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