El hombre que conducía la moto que acechaba los pasos de Édison Edier Meléndez Molina sabía exactamente dónde se iba a encontrar el hombre de 37 años la noche del domingo. Su objetivo era claro. Alguien, al parecer, habría ‘vendido’ a Édison, sentenciándolo de muerte y convirtiéndolo en la nueva víctima de un ataque sicarial en la capital.

Una zona árida y desolada era como se veía el barrio Clarelandia de Bosa, a la altura de la Avenida Agoberto Mejía con Calle 58C sur. Apenas el sutil alumbrado de los postes daban cierta claridad a la vía destapada, justo donde se ubican talleres de autopartes y lavaderos de carros, todos cerrados a las 9:15 de la noche, hora en que se consumó el sicariato.

Lo último que vieron los acompañantes de Édison fue una moto donde viajaban dos sujetos, quienes se aproximaron rápidamente a la esquina donde estaba el grupo. El parrillero le atinó dos balazos en la cabeza y cuerpo, y luego se perdió entre la densa noche por la avenida principal. Dicen que Édison se encontraba con otras personas bajando unas ‘polas’, la misma gente que intentó ayudarlo en sus últimos minutos de vida.

Sicariato a traición…

Otro detalle que las autoridades estudian con detenimiento es la extraña forma en la que el hombre asesinado fue sacado de su casa.

De acuerdo con lo que conoció Q’HUBO, una mujer llegó hasta la vivienda de Édison para invitarlo a dar un paseo nocturno, el cual acabó con su crimen. Investigan si a Édison lo ‘sirvieron en bandeja de plata’ ante sus verdugos.

Por ahora, las autoridades indagan sobre este hecho. “Tenemos a una persona que fue ultimada. Tenemos varias hipótesis, pero la más cercana es un ajuste de cuentas. Sin embargo, nuestra unidad de investigación criminal está allí realizando importantes seguimientos para dar con la captura de la persona que realizó este hecho”, declaró acerca del caso el coronel Frank Buitrago, oficial de inspección.

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Aunque no es del todo claro por qué lo sentenciaron a muerte, este hombre tenía varios antecedentes que podrían guiar la investigación, ya que Édison estuvo involucrado en varios casos del año pasado, en delitos relacionados con daño en bien ajeno, porte ilegal de armas de fuego, violencia intrafamiliar, amenazas y porte o tráfico de estupefacientes.

En la zona los rastros de la balacera son difíciles de ocultar: una ruta de colegio acabó con impactos de bala y la sangre del occiso seguía ayer impregnando la arena frente de los talleres mecánicos. El herido alcanzó a llegar de urgencias al Cami de Bosa, donde exhaló su alma.

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