Las vidas de José Jonaike Coita Arias y Pablo Emilio Sánchez tenían los minutos contados la noche de este miércoles. Sus enemigos sabían que tenían que asesinarlos, como si fueran los dueños de sus destinos, al interior de la vivienda en la que se reunían semanalmente para cuadrar cuentas de los negocios que tenían.
Y, efectivamente, cuadraron todo para poder matarlos y huir tranquilamente sin ser capturados por las autoridades, pues a pesar de que las detonaciones fueron escuchadas por varios vecinos ya era demasiado tarde cuando reportaron esto a las autoridades.
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Una patrulla de la policía llegó minutos después de que una vecina los llamara a decirles que se habían escuchado unos tiros al interior de una vivienda, ubicada en el sector de Tres Reyes (en Ciudad Bolívar).
Las sospechas de los habitantes aledaños a la humilde casa eran ciertas, ya que las autoridades hallaron al interior de la propiedad los cuerpos sin vida de José Jonaike y Pablo Emilio, cada uno con dos disparos en la cabeza.
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Alrededor de sus cuerpos no habían pistas de sus verdugos, tan solo los casquillos de las balas, refundidos entre los colores de la baldosa.
“Los policías llegaron, acordonaron de una la casa y a los pocos minutos llegaron conocidos de los muertos, entre estos la novia de uno. Lloraba sin parar y estaba muy asustada. No sabemos por qué los mataron, pues solo uno de ellos vivían en esa casa, el otro estaba como de visita”, le dijo ayer a Q’HUBO una persona que conoció el doble homicidio.
Al cierre de esta edición no habían pistas de los asesinos, de quienes se rumora se fugaron en una motocicleta.
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Homicidio de José Jonaike y Pablo Emilio
José Jonaike vivía en la casa en donde se registró la tragedia, ubicada a la altura de la Carrera 76D con Calle 62I Sur. Dicen que Pablo Emilio había llegado sobre las 6 de la tarde a visitarlo, lo vieron ingresar para luego salir envuelto, junto a su amigo, en el plástico blanco y encima de las bandejas de metal de cargan los investigadores del CTI.
A las 8 de la noche de este miércoles, los dos sicarios llegaron a la vivienda, golpearon y tras contestarle a José quiénes eran -porque, al parecer se conocían-, él les abrió confiado la puerta. Entraron y a los pocos segundos se oyeron las detonaciones.
“Se escucharon como cinco disparos seguidos, cuando nos asomamos no vimos nada, además porque no teníamos claro de dónde provenían las balas. A los diez minutos comenzaron a llegar los policías a una casa y ahí nos dimos cuenta qué era lo que había ocurrido”, añadió un testigo.
Dicen que antes de ser asesinados, José Jonaike y Pablo fueron torturados e intimidados por los homicidas durante 20 minutos, pues sus cuerpos fueron hallados amarrados de manos y en el suelo de la sala, con los tiros en la cabeza.
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Todo parece indicar que el doble asesinato de los jóvenes venezolanos, que no superaban los 25 años, se debe a un presunto ajuste de cuentas por la manera en la que fueron ultimados.
De Pablo se pudo conocer que vivía en Patio Bonito (Kennedy ) y que iba semanalmente a la casa de José Jonaike desde hacía varios meses, por ende los homicidas sabían perfectamente los movimientos de las dos víctimas.
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