Kevin Daniel Chaparro Alarcón, un joven de 18 años que viajó hace tan solo 3 meses a los Estados Unidos con el propósito de perseguir sus sueños y convertirse en futbolista profesional, perdió la vida.
Desde que era un niño siempre fue un apasionado de este deporte y buscó ser el mejor para poder cumplir su objetivo.
Tristemente, la vida de Kevin se apagó en la madrugada de este 15 de julio, cuando un vehículo fantasma, que al parecer transitaba a alta velocidad, lo arrolló. Sus padres, Consuelo y Óscar, se encuentran en Colombia y, en medio de su dolor, claman por una visa humanitaria para poder viajar y traer el cuerpo de su único hijo.
“Quería utilizar todo su talento como futbolista para obtener una beca en Estados Unidos y seguir jugando fútbol. Consiguió una beca en una universidad, y estaba trabajando desde hace más de un mes en un restaurante”, contó el progenitor.
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La historia
En una vivienda ubicada en el barrio Galán (Puente Aranda), ayer los padres y otros familiares de Kevin recibieron con los brazos abiertos a sus amigos del colegio; en medio de una reunión conmovedora, se rindió un homenaje a su memoria.
Con las voces entrecortadas, las lágrimas recorriendo sus rostros, contaron anécdotas que solamente daban cuenta del gran ser humano que partió del plano terrenal; un muchacho que regalaba una sonrisa a los que lo rodeaban y que estaba presto a apoyar a sus seres queridos.
Óscar, en medio de su dolor, habló con Q’HUBO y contó que su hijo el domingo 14 de julio fue a ver la final de la Copa América, y cuando estaba de regreso al lugar donde vivía, ocurrió la tragedia.
“Vio la final de la Eurocopa, y después se fue a ver el de Colombia-Argentina, lo quería ver en pantalla grande en un centro comercial. Estuvimos en comunicación, el ambiente estaba muy chévere y él estaba muy feliz, lo único fue que perdió Colombia y me dijo que se iba a ir, él había comprado su bicicleta, le compró las luces, casco y todo lo de protección. Salió a eso de las 11:30 p.m. (hora Colombia), es decir que allá eran como 12:30 a.m. , se fue por la Avenida 127 y allí lo atropellaron”, relató el papá.
Entretanto, mientras Chaparro Alarcón perdió la vida tras el fuerte impacto y el conductor se dio a la fuga, sus padres en Colombia esperaban la llamada donde les dijera que había llegado bien.
“El cuerpo terminó ahí delante del carro y el maletín al lado del buzón, una mochilita que él traía… la bicicleta, al otro lado… así que tremendo golpetazo que le daría.”, dijo una vecina a un medio internacional.
En medio de su angustia de no saber de su hijo, le pidieron el favor a un amigo de él allá en Estados Unidos que fuera hasta el lugar donde vivía Kevin para verificar qué había pasado. Cuando esta persona llegó le dijeron que él no había llegado, pero al poco tiempo unos policías acudieron al sitio e informaron sobre su muerte en el accidente.
“El amigo tipo 5:30 nos dio la noticia que fue devastadora, se nos llevaron a nuestro único hijo, tenía adelantadas muchas de sus metas”, agregó Óscar.
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En medio de esta difícil situación, los padres de Kevin esperan poder conseguir una visa humanitaria para poder viajar y repatriar el cuerpo de su hijo, pues es aquí donde está su familia y sus amigos. De otro lado, hacen una llamado a las personas que deseen apoyarlos porque los gastos son muy altos para todo este proceso, o en caso que alguien desee brindarle asesoría jurídica pueden contactarse al 3044313199.
“Cuiden a sus hijos, nosotros lo hicimos, ojalá la gente que tenga familia en Miami o que tengan conocidos, y que sepan del accidente, les pedimos que colaboren con las autoridades, y lo que sepan con respecto al conductor, o el vehículo que al parecer fue un Jeep Wrangler blanco, para que puedan hacer su captura. Ojalá sea pronto, porque a nosotros no nos entregan el cuerpo, porque al haberse fugado el conductor es un homicidio, y el cuerpo lo tienen retenido hasta que avance la investigación. Mi hijo era un crack, un hijo de Dios, hincha de Millonarios, del Real Madrid, quería jugar allí y en la selección de Estados Unidos”, puntualizó Óscar.
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