El brazo de Domenico Daniel Yslandia Tocar quedó por fuera de la reja blanca que envuelve el antejardín de la casa azul donde vivía con su mujer y otros conocidos. Su mano, ya pálida, quedó en la posición de angustia y tensión, la misma que el joven de unos 30 años de edad empleó para tratar de salvarse del brutal ataque del que fue víctima en horas de la mañana de ayer.
El barrio Lourdes o Guavio, como lo conocen sus habitantes, se convirtió ayer toda la mañana y tarde en un anfiteatro donde niños, abuelitos y allegados de la víctima se agruparon a ver el largo levantamiento de este joven, de nacionalidad venezolana, como si fuese una función exclusiva de la última película de horror que se vivió en la localidad de Santa Fe.
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Puñalada en el corazón
Antes del espectáculo de muerte, sobre las 11 de la mañana una llamada al CAI Guavio alertó a los uniformados sobre una riña bullosa que se desató dentro de una de las viviendas que rodean el Parque de Lourdes, ubicado sobre la Carrera 2 este con Calle 3B.
“Él vivía con otras personas y la verdad dicen que fue por un disgusto que tuvo con un tipo y su pareja. Se habla de que él (el hoy fallecido) había amenazado o se había peleado con la mujer del otro y por eso lo agarró y le dio una puñalada”, señaló a Q’HUBO un residente del barrio.
Cuando las autoridades llegaron, Domenico ya había fallecido. Así de profunda había sido la puñalada que un tal Nerwin le pegó en el corazón. Su cuerpo quedó en su antejardín, ante la mirada de los espectadores agrupados en un balconcillo. Al parecer, durante el ataque el herido intentó salvaguardarse, pero lo único que sus fuerzas alcanzaron a agarrar fue la baranda sobre la que quedó su brazo inerte, como si con ello se aferrase a la vida misma.
Una carroza del CTI se encaramó por entre las lomas de este colorido barrio repleto de grafitis. El día ayer estaba soleado y con los colores morado y azul de las paredes de las casas, parecía una escena de un video musical. Solo que el ruido de los sollozos de la mujer del fallecido y sus amigos ensombrecían el paisaje y le recordaban a los vecinos la tragedia que había ocurrido.
Según las autoridades de la localidad, Domenico había ya sostenido pequeños encontronazos con su verdugo días anteriores. Pero ayer la furia de este sujeto creció a tal punto de asesinar al hombre en la casa en la que ambos residían. El criminal salió huyendo del sitio y se perdió entre las callejuelas, dejando desazón y ningún rastro de su nuevo paradero.
Mientras buscan al asesino, la familia de la víctima adoleció su partida: “Descansa en paz mi hermano, siempre te llevaré en mi corazón, fui una guerrera contigo en los momentos buenos y malos. Nada quedará impune, Dios hará justicia”, comentó una hermana de Domenico, cuya partida, al parecer, obedeció a malentendidos pasionales y mortales.
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