Juan Diego Lozano apareció sin vida dentro la Escuela de Cadetes General Santander, donde prestaba su servicio militar.
Cerca de cumplirse un año de la extraña muerte de su hijo, Juan Diego Lozano Barbosa (18 años), mientras prestaba servicio en la Escuela de Cadetes General Santander, Doris Barbosa Vivas continúa clamando porque se esclarezca lo que realmente sucedió. Dice que desde el primer momento que supo la desgarradora noticia, su corazón de madre le ha dicho a gritos que la muerte de su hijo no fue un suicidio, como se lo aseguraron y que obedecería a un homicidio.
“A mi hijo le faltaban cinco meses para salir de la institución, él empezó a prestar el servicio militar en noviembre de 2022. Él se presentó en La Dorada (Caldas) y de ahí hizo todos los procesos de entrenamiento en El Espinal (Tolima). Luego, lo pasaron a la Escuela Santander, en Venecia, donde prestó el servicio hasta el día lunes 24 de julio (2023), cuando sucedieron los hechos”, relató Doris, en medio de su duelo a Q’HUBO.
¿Qué pasó?
Doris cuenta que con la partida de Juan Diego le destrozaron la vida. No hay un solo día en el que tenga paz, y menos sin tener las respuestas de lo que hay detrás de esta pérdida.
Como si fuera poco, cuenta que en el dictamen de Medicina Legal dice que la muerte del joven quedó como ‘muerte violenta por esclarecer’, lo que corroboraría su corazonada de madre.
“Se han realizado entrevistas a los que estuvieron presentes en ese momento, pero es importante manifestar que existen contradicciones entre ellos mismos. Además, en las ampliaciones han cambiado varias veces sus versiones, lo cual indica que han mentido desde el inicio de la investigación”, resaltó Doris.
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Además de esto, la madre también indicó que la investigación transcurre a paso lento y que, hasta el momento, no ha recibido respuestas concretas.
Agregó que, desde el primer instante de los hechos, el cadáver de su hijo fue movido de manera irregular hacia un centro médico, cuando la herida de bala que tenía en el pecho fue certera.
Del cuerpo de Juan Diego se tomaron varias muestras, pero -según cuenta- hasta el momento no han sido analizadas. Dice Doris que hay otras pruebas concretas que corroborarían que detrás de la muerte de su hijo hay alguien implicado.
Por lo pronto, en medio de dolor del que jamás podrá reponerse, saca fuerzas para alzar su voz y pedirles a las autoridades competentes que pongan los ojos en este caso y que la muerte de su hijo no quede impune.
“Yo solamente quiero que se haga justicia. Yo a la Policía le entregué a mi hijo vivo, yo sé que a mi hijo lo asesinaron. Ellos querían enterrar a mi hijo al otro día, pero yo le mandé a hacer otros exámenes al cuerpo. Le estallaron el corazón, tenía un chip en una rodilla y hasta le hallaron semen en el recto. ¡Cómo es posible que lo movieran del alojamiento y no esperaron a que llegara criminalística!”, manifestó Doris notablemente afligida e indignada.
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