Hasta el CAI Hogares, en Soacha, llegó sobre la madrugada de ayer una mujer alterada que buscaba apoyo policial urgente. La dama les aseguró a los uniformados que en un establecimiento comercial se acababa de producir un atraco y que, en medio de este, un sujeto que quiso hacerles frente a los ladrones había resultado gravemente herido.
Para ese momento el hombre ya había sido trasladado a un hospital local, donde posteriormente falleció.
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Robo y muerte…
Antes de que los dos sujetos que se movilizaban en moto irrumpieran en el sitio para convertir la tranquila noche en una pesadilla, en la bolirana ubicada en la Calle 6 con Transversal 18, en el barrio El Rosal, el ambiente era festivo.
Las personas se encontraban departiendo en total tranquilidad, las bebidas y las canciones iban y venían sin ningún problema, hasta que se escuchó el sonido de una motocicleta que se parqueó frente al establecimiento.
“Eso fue ayer a la madrugada, es todo lo que sé. La verdad nadie sabe lo que pasó y a los que le pregunte, así sepan, no le van a decir nada”, fue la concluyente respuesta de una vecina, a la cual en la mañana de ayer Q’HUBO le inquirió a propósito del crimen.
Y es que el miedo se siente en las calles aledañas al lugar de los hechos, es la ley del silencio la que impera y, en ese sentido, la comunidad prefiere ignorar su cruda realidad.
Dos tipos vestidos íntegramente de negro se bajaron de la moto sin quitarse el casco y pistola en mano irrumpieron en el lugar. De inmediato, empezaron con el teatro del horror: una a una las personas que allí se encontraban fueron despojadas de sus pertenencias, mientras los atracadores les ponían el cañón de la pistola frente a sus ojos para recordarles que si no accedían a sus exigencias tendrían serias consecuencias.
Joe Hárrison Marín, conductor del Sitp de 41 años, se encontraba yendo por unas cervezas cuando los ladrones irrumpieron en el sitio. Al ver lo que estaba pasando, Marín decidió actuar y, en un acto maquinal de defensa, tomó una de las botellas que llevaba consigo y se la lanzó a uno de los bandidos.
La respuesta fue mortal: Joe Hárrison recibió un disparo a la altura de su pecho, frente a los aterrados ojos de allegados y testigos.
La víctima cayó malherida, al tiempo que los sujetos emprendían la huida a bordo de la motocicleta roja que minutos antes habían parqueado frente al establecimiento comercial; en cuestión de segundos se esfumaron entre las desoladas calles de El Rosal.
El herido fue auxiliado de inmediato por varios de los presentes, quienes se encargaron de trasladarlo de urgencia al Hospital Mario Gaitán Yanguas, donde alcanzó a ingresar con vida, pero a causa del tremendo daño causado por el disparo, falleció en cuestión de minutos.
Las autoridades se encuentran revisando las cámaras de seguridad del barrio para dar con la ruta que el homicida y su cómplice utilizaron para escapar.
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