“Me duele en el alma la muerte de ese muchacho, porque esto pasa a diario, porque yo misma he visto y soy testigo de varias muertes que han pasado acá. Y sí, los policías vienen un rato, una noche, un día entero incluso, pero y luego ¿qué? Lo mismo: robos, atracos y una violencia atroz, al punto que lo matan a uno por tener o por no tener. Esto me tiene muy conmovida, era un muchachito”, fueron las palabras de una vecina del Portal El Dorado de TransMilenio, en donde la noche de este miércoles, en uno de los puentes que da acceso a la estación, un joven fue asesinado en medio de un intento por robarle la bicicleta en la que se movilizaba. La inseguridad está desbordada, tanto en el interior del sistema como en sus alrededores, y es la percepción de inseguridad la que reina entre los transeúntes.
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Los hechos
En menos de 24 horas de que se conociera la desconcertante denuncia de una menor de edad, que narró cómo en la estación La Castellana de Transmilenio un hombre la amenazó, la robó y posteriormente abusó sexualmente de ella, un nuevo caso de inseguridad se presentó en inmediaciones de una estación del sistema de transporte masivo de Bogotá.
Esta vez el hecho ocurrió en el puente peatonal que da acceso a la entrada norte del Portal El Dorado, el cual es ampliamente concurrido por biciusuarios que terminan o empiezan el recorrido de la ciclorruta de la Calle 26, a la altura de la Calle 96.
Cerca de las 9:10 de la noche del miércoles, Neider Estiven Vargas Frisneda subió el puente peatonal en su bicicleta, al parecer en los momentos previos al ataque se encontraba con otras personas que también iban en cicla, pero que se adelantaron en su recorrido, razón por la cual al momento del ataque la víctima estaba sola. Fue entonces cuando en la mitad del puente Neider Estiven fue abordado por un sujeto que le salió al paso.
Cuchillo en mano, el agresor le exigió a su víctima que se bajara de la bicicleta y que le entregara sus pertenencias. No se ha establecido a ciencia cierta si Vargas Frisneda se opuso al hurto o no, lo cierto es que en medio de este hecho el ladrón se ensañó contra su humanidad y le propinó nueve puñaladas.
“Yo no sé si ese muchacho se opuso al robo o no, pero desde acá abajo escuchamos esa agonía tan espantosa. Cada puñalada era un grito infernal, la gente bajaba desesperada pidiendo auxilio, mientras mataban ese pelado”, prosiguió con la voz entrecortada la mujer con cuyo testimonio empieza este escrito.
El atacante, en su delirio, ni siquiera se llevó lo que buscaba. Tras herir de muerte a su víctima se fue como llegó: caminando como si nada, impune, con la sangre de su víctima aún caliente en sus manos mientras se abría paso entre los aterrados testigos petrificados por el miedo.
Tras eternos minutos de espera, el herido fue trasladado de urgencia al Hospital de Fontibón. Lamentablemente, el joven murió camino al centro médico, la pérdida de sangre y el compromiso de las heridas con sus órganos vitales resultaron fatales.
En el puente aún reposa la impresionante mancha de sangre que quedó en el punto del ataque. Sobre la mañana de ayer el puente ya estaba custodiado por cuatro uniformados que rondaban los accesos a TransMilenio; sin embargo, todos los vendedores ambulantes, usuarios, e incluso empleados del sistema de transporte consultados por este diario se sienten inseguros tanto dentro de las estaciones como en los puentes de acceso, y aseguran que llegar o salir del portal cuando cae el sol es “una verdadera odisea”.
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