Sobre una bicicleta salió pitado un hombre de unos 48 años, huyendo de un barsito que queda en los límites del barrio Gran Granada (en Entativá), la tarde del pasado sábado. Detrás de él, una montonera le gritaba que se detuviera, pero este se perdió entre las cuadras del sector.
Ante su huida, otro señor de 53 años, salió del mismo bar con sus manos en el cuello y emanando de ahí un río de sangre. En menos de cinco segundos, el señor se desplomó al lado de un bolardo ante la presencia de los empleados del bar y de los demás comerciantes, quienes hicieron lo posible para salvarle la vida.
Riña en ‘Puente Guadua’:
Sobre las 3 de la tarde del sábado habían salido ya de trabajar los obreros que ‘camellan’ los fines de semana en el sector de Siberia. A pie, y paso lento, los obreros bajaron la loma hasta llegar a la principal de la Carrera 119 con Calle 80, donde a diario los esperan varias casetas para tomar tinto o beber su respectiva ‘pola’ del turno de fin de semana.
De este grupo, dos cuñados entraron al bar llamado ‘Puente de Guadua’ (por su cercanía con el puente del mismo nombre), el cual es también un piqueteadero. Don José Edgar Pedreros, un padre y abuelo, entró al sitio con su cuñado Víctor Alfredo Riaño. Iban a por unas ‘polas’ después del turno, pero con el paso del tiempo el ambiente se volvió violento.
“Eran compañeros de trabajo. Al parecer tenían problemas de plata, como que uno le debía algún dinero al otro y empezaron a reñir. Uno de ellos le pegó una trompada al otro y ahí mismo el otro lo mató ipsofactamente”, narró a Q’HUBO un comerciante que luego auxilió al señor malherido.
Angustioso fin…
Mientras don Edgar recibió una extensa herida en el cuello, su cuñado huyó en la ‘bici’. Edgar salió pero cayó frente a los asombrados testigos.
“Intentaba hablar pero el señor estaba muy grave, no sabemos con qué lo apuñaló, pero la herida era muy larga. Nosotros lo ayudamos a taparse la herida. Tristemente al final vimos que ya era tarde y tuvimos que alejarnos para no alterar la escena”, mencionó el comerciante.
A los pocos minutos apareció una ambulancia. Los paramédicos le prestaron primeros auxilios pero nada pudo revertir lo sucedido y don Edgar murió al lado de aquel bolardo en la esquina del bar que tanto frecuentaba.
El levantamiento duró hasta pasadas las 7 de la noche. Mientras las unidades del CTI realizaban las pesquisas correspondientes, los uniformados del CAI Gran Granada, estaban tras la pista del presunto asesino, a quien pillaron en inmediaciones del sitio sumamente asustado. El hombre fue detenido de inmediato para que responda por el crimen de su cuñado.
La muerte de don Edgar causó gran impacto en sus hijos y familiares: “padre mío dónde estés, siempre te llevaré en mi corazón. Recuerdo esas horas contigo, las parrandas, enojos, risas y todas las palabras que nunca voy a olvidar. Te amo mi viejo”, comentó una de sus hijas a tan repentina y dolorosa partida.
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