Un bulto de papa criolla, una caja de piñas, un costal con mazorcas y otras hortalizas permanecían sobre el platón de la Toyota Sportero que pertenecía al señor Ciro Alberto Soler. Aquellos productos estaban destinados a llegar a la bodega 21 de Corabastos, donde por años laboró Ciro. Pero estos nunca llegaron a su destino. En su lugar, y en un acto de frivolidad, cuatro maleantes asesinaron al comerciante de 43 años cuando este salía de una panadería sobre las 11 de la mañana de ayer.
Sigue el temor en Bogotá
Los vecinos de Mandalay (Kennedy) se reunieron alrededor de la escena del crimen rechazando este acto de violencia, que segó la vida del reconocido comerciante de Corabastos. El señor Ciro salía de tomar su desayuno en una famosa panadería del barrio, cuando aparecieron los criminales. Y mientras algunos resuelven el violento episodio como un intento de hurto, su familia sospecha de algún tipo de venganza mortal.
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Dos motos y cuatro tipos
Don Ciro desayunaba frecuentemente en la panadería esquinera ‘Panes y Manjares’, localizada sobre la Carrera 73 con Calle 5A. Cerca de una hora el comerciante duró tomando su desayuno, tiempo en que los vecinos lograron ver la presencia de las dos motos rondando los pasos de Ciro.
“Hay un video de seguridad en el que se observa a mi hermano entrar a desayunar. Él vivía en unas torres que quedan aquí a una cuadra. También se ve a los de las motos analizando las acciones de mi hermano, eran en total cuatro tipos, dos en cada vehículo. Luego se dan una vuelta para ver si seguía dentro de la panadería. Cuando él salió, se ve que se le tiran las dos motos y le intentan abrir la puerta, el iba cerrando el vehículo”, narraba ayer con los ojos aguados un hermano de don Ciro, pues toda la familia vive en la zona y llegó para presenciar las labores de los inspectores de la Policía. Incluso, los dos hijos de Ciro estuvieron presentes en la lamentable escena.
A pesar de que algunos opinan que “fue un intento de hurto”, la familia tiene sus dudas. “Los vecinos de una casa nos comentan que hace dos meses los robaron, pero los pillos se fueron con las cosas. En este caso no se llevaron nada, no sabemos qué hay detrás, pero no descartamos que por motivos de su trabajo lo hubiesen asesinado.
Sabemos que en la Central Mayorista de Abastos se mueven muchas envidias, muchas situaciones en las que a él ya le habían montado unas amenazas; pero falta ver la investigación”, señaló el familiar ayer.
Fallida persecución…
Apenas el disparo resonó en el barrio, una patrulla del CAI Techo (localizado a dos minutos del sitio) llegó y recogió a Ciro para trasladarlo a la Clínica del Occidente, donde finalmente su vida se apagó.
Mientras lo trasladaban, un despliegue de más de cinco motorizados salieron rumbo a las posibles vías de escape de los pillos. Lo dificultoso es que las dos motos se dividieron y tenían una gran variedad de vías de escape, teniendo en cuenta que Mandalay está cercado por la avenida Américas y la Boyacá.
“Hubo una persecución en la que uniformados siguieron a uno de los implicados por la Av. Boyacá. Lastimosamente les perdimos la pista. Seguimos en el rastreo de las cámaras y en la identificación de los vehículos”, declaró a este periódico un oficial encargado del caso.
El misterio del crimen de Ciro crece. Su familia quiere justicia y verdad. “Tenía una hija de 17 años y otro pelado de 14. Ciro estaba montando un restaurante por aquí cerca, buscando otros porvenires. Esperamos que nos den una respuesta clara porque así como está la vaina, bien pudo ser por robarlo, o alguien lo buscó para hacerle daño”, cerró el hermano de Ciro.
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