Alrededor de la hipnosis se levantan muchos misterios y tabúes. La idea de que alguien pueda ser controlado por otra persona, como si un hacker tomara posesión del cuerpo, causa a la par fascinación y espanto.
En entrevista con Q’HUBO, el terapeuta Richard Taylor nos cuenta sobre esta técnica que, aunque no lo crea, todos usamos a diario
Hablar directamente al inconsciente
La hipnosis es una práctica milenaria con registros de su práctica en diversas partes del mundo y en distintas épocas, desde la China hasta el antiguo Egipto, pasando por la Grecia clásica y culturas asociadas al chamanismo en África.
Para Richard Taylor, se trata de una herramienta maravillosa a través de la cual es posible entrar en contacto con la mente inconsciente y hacer una reprogramación positiva. “La hipnosis es un estado de conciencia alterado entre el sueño y la vigilia, esto permite un mayor estado de concentración y enfoque; durante ese estado las personas experimentan una profunda relajación física y mental que permite conservar el control y la conciencia sobre sí misma a la vez que permite aceptar todas las sugerencias u órdenes positivas que se le van a dar para realizar su transformación”.
El experto, quien durante más de 30 años ha practicado la hipnosis terapéutica, indica que esta es una alternativa ante diagnósticos de enfermedades que no se han podido tratar efectivamente a través de medicina, procesos psicológicos o psiquiátricos: “A través de la hipnosis se pueden tratar problemas de psicosomáticos, miedos, fobias, temores, timidez, baja autoestima, estados depresivos y hasta problemas sexuales”, dice Richard Taylor
La hipnosis no es ningún cuento satánico
En el imaginario común está la idea de que para hipnotizar es necesario el uso de péndulos o espirales, pero Richard Taylor dice que si bien estos elementos se volvieron comunes en la cultura popular, en la práctica están mandados a recoger: “es que intenta hipnotizar con estos elementos no están seguros de sus habilidades y su confianza, el verdadero hipnotista es capaz de sostener la mirada y de proyectar seguridad en su voz”.
Otro aspecto que destaca el experto es que normalmente los hipnotistas son estigmatizados por algunos movimientos religiosos que los tildan de satánicos, “la hipnosis al abordar la sugestión se basa en el poder de la palabra, del verbo y muchas religiones son sugestivas y tiene como base la palabra, por eso podemos programar de manera positiva”.
¿Por qué es tan eficiente la hipnosis?
“Se dice que la mente inconsciente aprende a grabar mejor la información en un estado inconsciente y con este proceso se pueden generar nuevos hábitos -explica el hipnotista- a través de sesiones se puede lograr el equivalente a un entrenamiento consciente de 21 días, otras pueden requerir más, cinco o máximo nueve; todo depende el nivel de la situación que esté viviendo la persona, cuánto tiempo lleve con su problemática y en qué estado buena disposición tenga el paciente”.
Por lo que entre más aceptación o confabulación haya entre el paciente y el hipnoterapeuta, más rápidos y eficientes serán los resultados y con la hipnosis se modifican percepciones, comportamientos, sensaciones y emociones a través de la sugestión hipnótica.
La hipnosis requiere complicidad
La idea de que cualquier persona pueda entrar en nuestra mente a través de la hipnosis no es del todo cierta, pues como explica el terapeuta, “la hipnosis no es magia, nadie puede ir por la calle hipnotizando a quien le dé la gana, sino a quien tenga una disposición a querer hacer las cosas y también una predisposición a querer hipnotizar. Por eso en la vida cotidiana todos podemos hipnotizar en algún momento del día, porque hay un escenario en donde hay unión de voluntades”.
Momentos cotidianos como dar órdenes a los hijos, coquetear con una pareja para invitarla a salir, vender un producto o cuando un político expone frente a la comunidad y la convence, hay hipnosis, pues como dice el experto, hay un momento de máxima focalización, hay unas sugerencias y la otra persona termina por aceptarlas y acatarlas.
La epilepsia y la esquizofrenia no se pueden tratar con hipnosis por el riesgo de alterar la percepción.
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