Expertos en la nutrición mencionan que la mala alimentación en todas las etapas de la vida generan graves consecuencias en la salud que son incurables, incluso desde la niñez.
En el Día Mundial de la Nutrición, expertos del sector de la salud han manifestado la necesidad urgente de abordar la mala nutrición que llevan las personas en su dieta diaria, destacando que, a causa de esta, se generan efectos devastadores para la salud, desde la infancia hasta la adultez.
Según la Organización Mundial de la Salud, la alimentación inadecuada es una de las principales razones por las que la salud global está en riesgo. Además, un estudio realizado por The Lancet respalda esta información, mencionando que el 50% de las muertes en el mundo están asociadas a enfermedades generadas por los malos hábitos alimenticios.
En la infancia, la mala nutrición influye significativamente, dado que en los primeros años los niños están desarrollándose física y mentalmente, por lo que una desnutrición puede traer consigo no solo enfermedades, sino problemas cognitivos o, en casos más graves, la muerte. Una mala alimentación de una madre en gestación puede agravar las cosas; este factor aumenta la mortalidad incluso desde antes del nacimiento.
Cabe recordar que la desnutrición infantil también se ve en casos como el sobrepeso, significando que la morbidez solo es el resultado de una alimentación pobre en nutrientes, pero excesiva en grasas, dando así enfermedades tempranas como diabetes e hipertensión.
Mientras tanto, ya en la etapa adulta, la mala alimentación tiene un impacto significativo, haciendo que las personas sean más propensas a padecer infartos, diabetes, hipertensión e incluso problemas psicológicos.
Entre los malos hábitos alimenticios más comunes se encuentran el consumo excesivo de azúcares, harinas, grasas saturadas, además de una alta ingesta de sal, consumo de alimentos procesados y alimentación en exceso. Entre otras cosas, los expertos mencionan que las personas no incluyen en sus dietas diarias verduras y frutas, por lo que no aportan nutrientes a su cuerpo, a la vez que la vida sedentaria no permite que se eliminen los azúcares y grasas saturadas del cuerpo.
Por último, otros factores en la nutrición que parecen ser inofensivos también resultan ser graves, como, por ejemplo, el comer muy rápido, muy caliente o a deshoras, lo cual puede generar en el cuerpo problemas a largo plazo como la gastritis. También el consumo excesivo de bebidas alcohólicas, azucaradas o una hidratación inadecuada son prácticas graves que terminan contribuyendo a problemas en la salud del hígado, riñones y estómago.
Por ello, recomiendan a las personas mantener una dieta rica en fibra proveniente de las verduras y frutas, consumir proteínas con moderación y una buena hidratación alejada de las bebidas azucaradas como los jugos y las gaseosas.
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