Casi siempre supeditamos nuestro bienestar personal y nuestra felicidad a los sucesos que tienen ocurrencia en el mundo exterior y, por esa razón, vivimos desilusionados y con grandes ‘bajonazos’ en nuestro estado de ánimo.
Olvidamos que la fuente de la felicidad está dentro de nosotros y que sólo allí la encontraremos. Ser feliz no depende de nuestros logros exteriores, ni de las riquezas materiales que logremos acumular, ni de los aplausos que logremos arrancar, sino de nuestra propia capacidad para disfrutar plenamente de todas y cada una de las cosas que lleguen a nuestra vida, independientemente de qué tan grandes sean para las demás personas.
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Pese a que la vida material y las cosas que suceden a nuestro alrededor deben tener nuestra atención, podríamos por empezar a reconocer que la vida interior es igualmente importante y puede brindarnos una mayor satisfacción, bienestar emocional, relaciones significativas, crecimiento personal y resiliencia frente a los retos del ‘día a día’.
Reconozcamos que los problemas externos son inevitables, pero también debemos entender que podemos elegir cómo reaccionar ante ellos.
Al desarrollar una mentalidad positiva, cultivar la paciencia y la aceptación, y fortalecer nuestra conexión espiritual, podemos encontrar la fuerza para superar obstáculos y adversidades.
La vida frecuentemente nos da a todos valiosas oportunidades para corregir nuestro rumbo y mejorar las acciones del pasado.
Llenemos la mente con pensamientos sanos y positivos, y con nuestras virtudes y cualidades se ampliarán y se dinamizarán las fuerzas internas.
Recordemos además que todo lo que nos sucede, lo bueno y lo aparentemente ‘malo’, siempre es lo mejor para nosotros, porque ha sido permitido por Dios para que adquiramos la experiencia que necesitamos justamente en ese preciso momento de nuestro desarrollo espiritual.
Si somos conscientes de ello podremos soportar tormentas y chaparrones fuertes y demás borrascas.
Mantengamos la tranquilidad, la fe y la confianza, aún en esas actuales circunstancias en las que todo nos indique que estamos en algo caótico.
Si tomamos las cosas de una manera serena y damos amplias muestras de madurez, saldremos adelante. Recordemos que la felicidad está adentro, no afuera.
Redacción: EUCLIDES KILÔ ARDILA
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