Salir del país para adquirir y fortalecer conocimientos en reconocidas y prestigiosas instituciones educativas del exterior es un lujo que no todos pueden darse. No es para menos: los gastos y el tiempo que ello implica son barreras que les impiden a miles de colombianos convertir ese sueño en realidad.
Y es que, si se hacen cuentas, la lista es larga y costosa: el valor de los trámites de migración, transportes aéreos, vivienda con servicios, matrícula, desplazamientos locales, manutención y uno que otro gasto en entretenimiento son aspectos que, al hacer la conversión de los ahorros en la moneda del país que se quiere visitar, desinflan la ilusión de salir del país.
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Sin embargo, para los aprendices del SENA, la desalentadora escena anteriormente descrita no aplica. Este año la institución eligió a 110 aprendices y les abrió las puertas al mundo para que refuercen sus competencias técnicas y tecnológicas en reconocidas instituciones educativas de Europa y de Centro y Suramérica. Es toda una experiencia para que regresen con conocimientos frescos y actualizados, y preparados para atender las necesidades de las empresas en diferentes sectores productivos.
¿Cómo se hace?
Esta oportunidad que el SENA ofrece a sus aprendices, e incluso a instructores, es posible gracias a la política de relaciones internacionales que establece convenios con universidades e instituciones de diferentes países.
“Tuve la maravillosa experiencia de viajar a Francia y fue la mejor de mi vida, no solo por el intercambio cultural sino porque aprendí la forma en la que allí tecnifican sus procesos agrícolas. Agradezco infinitamente a Dios y al SENA. Sí es posible lograr lo que soñamos”, expresa Leyla Téllez, aprendiz del tecnólogo en Gestión de Producción Agrícola de la Regional Norte de Santander.
Las alianzas les permiten viajar con todos los gastos pagos (incluyendo tiquetes aéreos, hospedaje, alimentación y traslados internos) a países como Francia, España, Guatemala y Perú.
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“Me imaginé que viajaría a Europa, pero por ahí en unos 30 años. Mi mamá es mi familia y me impulsó a alcanzar esta meta. El SENA le dio este giro inesperado a mi vida”, dice, por su parte, Juan Gabriel Moreno, aprendiz del técnico en Conservación de Recursos Naturales de la Regional Vaupés, quien hizo parte del grupo de seleccionados para realizar intercambios internacionales.
Con estas oportunidades, los jóvenes conocieron mecanismos que los países utilizan para poner la tecnología al servicio de la producción agropecuaria, gastronómica e industrial. De esta manera se facilitan los procesos y se aumenta la productividad.
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Pero eso no es todo, el SENA hace este mismo ejercicio con los instructores de sus centros de formación, a quienes les brinda la posibilidad de actualizarse fuera del país para que regresen a preparar nuevo talento humano con la calidad que requieren las empresas colombianas.
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