La fotografía salvó la vida de Luis Carlos Ayala mientras atravesaba una etapa difícil de su vida, o por lo menos así lo cuenta el propio Ayala, oriundo de Líbano (Tolima), y quien se ha ganado la admiración y el respeto de varios habitantes de Bogotá y del país, gracias a su trabajo como fotógrafo y al proyecto documental que se encuentra adelantando en el barrio San Bernardo (en Santa Fe), al que bautizó ‘Sanber: vivencias de un bajo mundo’.
Realidades complejas
Ayala trata con respeto a las personas que le abren sus historia, sin caer en la revictimización.
De los 36 años que tiene Luis Carlos, lleva viviendo 17 en Bogotá.
Cuando arribó a la capital, vivió en barrios ubicados en las localidades de Bosa, Ciudad Bolívar, Fontibón, La Candelaria, Tunjuelito, San Cristóbal y Suba, como El Jazmín, La Coruña, Nuevo Muzú, Candelaria La Nueva, San Francisco, Lucero Alto, Suba Pinar, El Recodo, Belén y Venecia. Además, pasó una temporada en el vecino municipio de Soacha.
“De pequeño habían días que debía ir con un tío que manejaba una buseta y la ruta era desde Bosa El Recreo hasta el centro. Esa ruta subía por la calle Primera y tomaba la carrera 10 hacia el centro, o sea, se pasaba por el ‘Sanber’ y el extinto ‘Cartucho”, comentó Luis Carlos, quien dice que desde ese momento comenzó a surgir el interés por esta zona y las realidades que se vivían en estos sitios de prostitución y consumo de drogas.
Parte del conocimiento de varias zonas de las ciudad los adquirió porque tenía que irse a pie.
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“Cuando viví en el Lucero Alto, la situación económica de mi tío no era la mejor, me tocaba ir caminando desde allá, hasta el colegio en Venecia. Bajaba la loma a la avenida Villavicencio y por Candelaria La Nueva me tiraba por el caño a salir a La Coruña, atrás de la cárcel de menores y ahí derecho al colegio. El mismo recorrido lo hacía en la tarde”, añadió el fotógrafo.
Primeros pinitos
Con 14 años intentó tomar fotos con una cámara de un celular que tenía solo 3 megapíxeles. En esa época comenzó a crecer el interés.
Años después, luego de pasar por una crisis emocional y tras intentar primero con el cine y la escritura, se dio cuenta que la fotografía era lo suyo.
El documental
“A los seis meses de llegar al barrio San Bernardo, ‘Alejo’, uno de los protagonistas, le dijo que porqué no hacíamos una película, yo le dije que no sabía hacer películas, pero que podíamos intentar hacer un documental, un ejercicio audiovisual y comenzamos a construirlo, el nombre se lo pusieron allá entre los protagonistas”, dijo el artista.
¿Por qué eligió al San Bernardo?
“Del documental yo siento que esa fascinación viene desde muy pequeño, cuando pasaba con mi tío en el bus por ahí y él a veces pasaba por la carrera tercera, la quinta o la sexta a tomar tinto, y ahí hablaba y parchaba con habitantes de calle, entonces creo que desde pequeño he visto fascinación y admiración en ese tipo de historias de ese mundo. Todavía no entiendo cuál es la conexión porque ese tipo de realidades se pueden encontrar en muchas partes, para nadie es un secreto”, destacó Luis Carlos, quien dejó en claro que no es la única realidad del barrio. “No todos los que viven en el barrio consumen droga o hurtan, es solo una de las realidad del barrio”, concluyó.
No todos están de acuerdo
Luis Carlos defiende que el trabajo que hace no debería ser considerado ‘pornomiseria’, pero como dice él, “he insistido que me centro en esa parte del barrio, pero sé que las vidrieras y las fábricas de muebles han sido parte de la historia del barrio, y lo contaré, pero me centro en esa otra realidad, porque de ahí fue donde surgió la idea del documental”.
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