La cámara comienza a disparar y en su lente hay una modelo que se mueve de un lado a otro para dar la mejor pose. La belleza es de ojos claros, rubia y piel morena.
Su tallaje es de 112 centímetros de busto, 86 de cintura y 120 de cadera. Sí, no leyó mal, esas son las medidas de Karem Murillo Grajales, la modelo paisa que la rompe en el medio, con su cuerpazo y amor propio.
“Cuando me paro frente a una cámara me siento espectacular y quiero que eso se vea para que todas se sientan así. No lo hago por fingir, en realidad me siento muy bien con lo que soy y me encantaría que todas se sintieran así.
Que digan: ‘sí me puedo ver divina’, ‘sí me puedo atrever’… Porque la talla no define tu belleza”, nos empezó contando la simpática mujer mientras hacía un receso de unas fotos para una reconocida marca de fajas. Para ella, más que modelar su vida se trata del mensaje que quiere dar.
“Tomé la decisión de dedicarme a esto aceptando la mujer que soy. Siempre pienso que si alguien me ve y quiere eso que yo tengo puesto sea porque le reflejo amor y seguridad.
Entonces, para poder ser modelo hice todo un trabajo interno. Pienso que si la vida me trajo a este punto es porque debo inspirar a muchas mujeres”, aseguró Karem.
¿Cómo descubrió su talento para ser modelo?
Jamás imaginé que iba a modelar, más fácil pensé que llegaría a la Luna. Soy maquilladora del medio hace nueve años, entonces, en ese campo un día alguien me dijo que debería ser modelo de tallas grandes. A mí eso me entró en reversa, no sentía que fuera posible.
Sin embargo, la idea me quedó sonando y me puse a indagar. Me encontré con un mundo lleno de posibilidades para las mujeres grandes y me decidí lanzar sin saber si tenía talento. Hice un catálogo de fotos y las oportunidades comenzaron a llegar.
¿Qué le dice la gente?
Los mensajes son muy bonitos. Cosas como: “gracias a ti me puse un vestido de baño”, “me haces sentir más segura”, “recupere mi autoestima”.
Siento que esos mensajes son como una señal divina, que me dice que siga con esto. La verdad no quiero que nadie sea como yo, sino que cada una en su tamaño se sienta bien, pues conozco muchas mujeres que por ser delgadas se sienten mal.
Entonces no es el cuerpo sino cómo nos sintamos. Mi mensaje es: mírate al espejo, reconócete y sal al mundo con seguridad. Si tienes que cambiar algo, hazlo por ti, no por nadie.
¿Cómo fue ese primer contrato?
Empecé con marcas pequeñas y un día me contactó una marca de Estados Unidos a decirme que quería que fuera una de las modelos principales.
La marca es lencería y me dio susto, pues sabía que se vería totalmente mi cuerpo. Al final acepté porque me pareció muy bacano, pues a mí me encanta sentirme sexy, entonces fue un reto grande.
¿Alguna vez se sintió acomplejada?
Toda la vida fui grandecita, no he sufrido de sobrepeso, pero mi contextura es gruesa.
No considero que fui acomplejada, pero siempre me dijeron “la gordita”, “gordis” y demás.
Eso nunca me dio depresión, pero como muchos crecí viendo lindo lo que me mostraba la televisión y las revistas. Mujeres de 90, 60, 90, jamás vi a nadie de mi tamaño, entonces para uno lo bonito era estar flaco. Pero ya entendí que la belleza está en muchos tamaños.
¿Le asusta pesarse?
Para mí es muy importante sentirme bien. En el medio me dicen que suba más de peso, pero siento que como estoy es ideal. Ser grande no significa que no haga ejercicio, todo lo contrario, hago mucho para mantenerme.
Tengo una dieta, me cuido con tratamientos, mejor dicho, todo lo que me haga sentir bien.
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