¿Sabía usted que cualquier trabajo espiritual que haga en algún momento se le devolverá? Pues píenselo dos veces si en algún instante se le ha metido en la cabeza la idea de acudir a un brujo, chamán, angeólogo… o el nombre que le quiera poner, pues eso que usted le está deseando a esa persona se le va a regresar, como si fuera un búmeran.
“La hechicería es como un búmeran, por eso quien la hace se le termina regresando y todo lo que se logre bajo estos mecanismos se termina derrumbando o esfumándose rápidamente. ¡No podemos pretender hacer justicia con esos métodos porque el único autorizado para impartir justicia es Dios! La principal motivación que lleva al ser humano a acudir a este tipo de prácticas es la ira. En mi experiencia he aprendido que lo mejor es quedarse quieto y entregarle en oración toda la situación a Dios, quien se encarga de emparejar todo en su tiempo”, esta fue la introducción que nos dio Silvia Velásquez, teóloga y quien ha vivido en carne propia este tipo de guerras espirituales, pues en el pasado un hombre se empeñó en hacerle daño a través de la magia negra.
Pero, ¿cuál fue el resultado? “Me enteré que esa persona me había hecho hechicería para desfigurarme, para que no pudiera trabajar con mis manos y recuerdo que mis dedos se ponían negros y lo que usaba en oro se quebraba como si fuera pasta. Unos años después volví a ver a ese hombre y me enteré que le había dado cáncer de hígado y de estómago y lo vi con su cara desfigurada, porque le había dado un derrame cerebral. Todo lo que él había pagado para hacerme a mí, se le devolvió”, recordó.
Si llegó a esta parte de la historia seguramente está intrigado en cuál fue el método que Silvia utilizó para blindarse de los ataques espirituales y evitar todos esos maleficios, pues bien ella nos dio la fórmula.
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La clave es la oración
“En el ámbito espiritual se mueven muchas cosas oscuras que nosotros no podemos percibir fácilmente, por eso nuestra lucha no es contra Pepito Pérez sino todo el mundo espiritual que se mueve detrás de esa persona. En la Biblia Efesios 6:11 lo dice claramente: ‘porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo’. Por lo tanto, esos trabajos se quebrantan es desde la oración”, nos explicó.
Pero, contrario a lo que muchos pensarían, no se trata de repetir palabras sin ser conscientes de lo que estamos diciendo o estar hechos un manojo de nervios, sino hacerlo con autoridad y convencidos de nuestra posición frente a Dios.
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“Cuando una persona recibe a Cristo en su vida en el mundo espiritual pasan muchas cosas importantes, que no se ven, pero son reales. Literalmente se convierten en nuevas criaturas e hijos de Dios. No se trata saberse la Biblia de memoria o hacer todos los cursos habidos y por haber de teología, es entender esa posición que tienes y pararte con seguridad a declarar que crees en Dios y que confías en su voluntad, que eres su exclusiva propiedad de Él y nadie te va a tocar”, agregó.
No obstante, hay personas que no están preparadas para librar una guerra espiritual y por eso buscan a intercesores en la fe.
“Cuando una persona tiene clara su posición en Dios y lleva una vida de santidad puede interceder y hacer un vallado para proteger a esa persona y quebrantar todo trabajo espiritual. La luz no tiene nada que ver con las tinieblas, por eso no debemos acudir a métodos como la brujería u ocultismo”, concluyó esta experta en el tema y guía espiritual.
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