El Gran Salón de Corferias en Bogotá volverá a convertirse en el punto de encuentros de los amantes del vino, con la edición número 17 de Expovinos, la feria más concurrida de América Latina, en su género.
Además de ser una oportunidad para conocer, degustar y adquirir vinos de distintas partes del mundo, también cuenta con una nutrida agenda académica para aquellos que quieren tener su primer acercamiento a este tipo de bebidas, o para los ‘gomosos’ que están afinando su paladar.
Todo aficionado al vino, principiante o con experiencia, sueña con empezar o ampliar una cava propia, lugar donde se guardan los vinos, para disfrutar de unas copas con amigos.
El sommelier argentino Maximiliano D’Amico, uno de los invitados especiales a la edición 17 de Expovinos, da sugerencias para armar y mantener una cava en casa.
Para el experto, lo primero es saber bien qué es una cava. El pequeño Larousse Gastronomique, la enciclopedia de la gastronomía en español, define a la cava como, “Lugar en el que se conservan los vinos”.
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Así, una cava puede ser entonces una habitación especial en un restaurante donde se almacenan los vinos, un sencillo escaparate con seis botellas, o una nevera climatizada con capacidad para 300 botellas, por mencionar algunos ejemplos.
Muchas personas que se inician en el mundo del vino, o que ya tienen cierta experiencia, tienen el sueño de ir construyendo y ampliando su propia cava.
Para conocer del tema, hablamos con un experto, el sommelier argentino Maximiliano D’Amico. Egresado de la Escuela Argentina de Sommeliers, quien cuenta con una amplia experiencia en hoteles y restaurantes de Buenos Aires y Mendoza en su país natal, y en Colombia desde su llegada en 2013.
Según Maximiliano D´Amico, se debe elegir una zona adecuada de la casa, lejos de calor extremo, como en la cocina o cerca de las ventanas, alejada de vibraciones como equipos de música o tráfico de la calle y lejos de lugares con aromas intensos, perfumes, o materiales de aseo.
El objetivo es alejar al vino de sus enemigos naturales como la luz, el calor, el ruido y los aromas fuertes.
SIN GRANDES INVERSIONES
Para empezar a armar la cava no es necesario gastar millones de pesos en una sofisticada nevera climatizada. “Mi sugerencia es que la cava esté abajo de una escalera, todo lugar que sea frío y oscuro es apto para una cava”, afirmó.
Y agregó, “se puede empezar con un mueble o hasta reutilizar un mueble ya existente como una nevera vieja o un armario, lo importante es alejar al vino de aromas intensos y temperaturas fuertes”.
Ya con el mueble y el lugar, hay que pensar en el contenido de la cava: las botellas. “Los vinos que debo tener en mi cava los dividiría en dos grupos: para consumo rápido y para guarda”, sugirió D’Amico.
Los vinos de consumo rápido son aquellos que en la etiqueta se señala que son reserva (Argentina o Chile) y Crianza (Europa). Los vinos de guarda suelen ser gran reserva.
Mantener siempre un mínimo de dos botellas por tipo de vino: blancos, rosados, tintos, espumosos. Ir probando vinos y de acuerdo al gusto personal, ir ampliando el surtido con botellas de diferentes cepas (Malbec, Carmenere, Pinot Noir, etc), de diferentes países: italianos, californianos, australianos, portugueses, o vinos de un mismo país de diferentes regiones, por ejemplo, vinos españoles Ribera del Duero, Rioja, Priorato o Navarra.
En Colombia hay una amplia oferta de vinos argentinos y chilenos en el mercado. Para un principiante es un buen punto de partida para explorar cepas (Malbec, Bonarda, Carmenere, Merlot) y regiones como Mendoza o Patagonia en Argentina, o Valle del Maipo y Valle del Colchagua en Chile.
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Los vinos se deben mantener en posición horizontal y cuando se va a beber una botella se debe dejarla parada por 24 horas antes de abrirla.
Además, revisar regularmente el estado de los vinos y limpiar la cava cada dos meses.
“Otro consejo es dividir la capacidad de la cava (mueble, nevera o espacio) en dos mitades. La primera mitad es para los vinos que me gustan, que ya conozco y que se convierten en infaltables de mi cava. La otra mitad es la parte de vinos nuevos que iré probando”, explicó el sommelier.
Para esta exploración de vinos nuevos, se recomienda llevar un libro de catas, un cuaderno o libreta donde se apunten las descripciones de las botellas que se van probando: país, cepa, junto a impresiones y apreciaciones sobre el vino.
“Personalmente llevo tres libros de cata: los vinos que me sorprendieron, los vinos que me gustaron y los que no volveré a probar”, indicó D’Amico.
Redacción Colprensa
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