A lo largo de las últimas décadas, algunas de las canciones más populares de géneros como el vallenato, la salsa, el reggaetón y el pop han abordado temas que hoy resultan inquietantes y peligrosos. Con letras que minimizan o incluso romantizan las relaciones amorosas y sexuales entre adultos y menores de edad, estas canciones no solo reflejan una realidad cultural que hoy debería estar cuestionada, sino que, lamentablemente, siguen siendo celebradas en fiestas, emisoras de radio y plataformas de streaming.
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Este fenómeno tiene implicaciones más allá de la música: las canciones pueden influir profundamente en la percepción social, especialmente cuando se trata de cuestiones tan sensibles como el consentimiento, la madurez emocional y la protección de los derechos de los menores.
El caso de canciones como “Demasiado niña” de Eddie Herrera, “La colegiala” de Silvestre Dangond y “Niña coqueta” de Luis Miguel del Amargue son solo algunos ejemplos de cómo la música ha tratado este tema durante décadas. Si bien estas canciones fueron grandes éxitos en su momento, sus letras hoy resultan problemáticas al retratar de manera ligera y a veces hasta cómica, la relación entre un adulto y una menor.
- Demasiado niña (Eddie Herrera): En esta canción, el cantante de merengue habla sobre una niña de 13 años a la que describe como “una fruta nueva que no se debe tumbar”. A pesar de que el cantante reconoce que la niña es “demasiado niña para empezar a amar”, el tono de la canción suaviza un comportamiento que, en la vida real, sería inaceptable y dañino.
- La colegiala (Silvestre Dangond): El guajiro, en esta canción, expresa su admiración por una joven que asiste a la escuela y se siente atraído por ella solo por el hecho de llevar uniforme. La letra no solo resalta la juventud de la chica, sino que minimiza la oposición de los padres y el hecho de que la relación sea inapropiada debido a la diferencia de edad.
- Niña coqueta (Luis Miguel del Amargue): En esta bachata, el cantante describe cómo una niña de 13 años lo “vuelve loco”. La canción describe la relación de manera tan desenfadada que parece obviar el hecho de que una niña de esa edad está lejos de tener la madurez emocional o física para mantener una relación con un adulto.
- Tú vas a tener que explicarme (Romeo Santos): Otro de los grandes exponentes de la bachata decide hacer una canción en la que incluye letras como “Tú ‘tá clara, voy contando los días del calendario” y “tú la tiene grave, tanto que yo espero par de años o el permiso de mis padres”, haciendo alusión a las ansias por estar con una menor.
- El profe (Miranda): Siendo uno de los ejemplos más graves, la canción incluye frases como “Yo quiero ser tu profe, mejor dicho profesor, el que te enseñe del amor, lo que sabes y disimulas quisiera que me mientas cuando pregunte tu edad”.
Estas canciones no solo han sido populares, sino que continúan sonando en la radio y en eventos sociales, mostrando cuán profundamente se han enraizado en la cultura popular. Y aunque muchas de estas canciones pueden haber sido concebidas en un contexto cultural donde la edad de consentimiento no estaba tan regulada como hoy, eso no justifica su perpetuación en un mundo que, con suerte, ha avanzado en términos de igualdad y derechos humanos.
El daño de la normalización: ¿Qué efecto tienen estas canciones?
La música no es solo entretenimiento; tiene un poder formativo y puede influir en las actitudes y comportamientos de quienes la escuchan. Cuando canciones populares presentan relaciones entre adultos y menores de edad de manera desenfadada, el mensaje que se transmite es que tales conductas son aceptables o incluso románticas. En muchos casos, los oyentes jóvenes no siempre están equipados con las herramientas necesarias para interpretar estos mensajes de manera crítica.
El problema radica en que, aunque las intenciones de los artistas no sean maliciosas, la normalización de este tipo de relaciones en la música perpetúa una visión machista de las mujeres y los menores, en la que se les deshumaniza o se les reduce a objetos de deseo. En muchas sociedades de América Latina, las niñas y adolescentes han sido históricamente vistas como “propiedades” o como sujetos cuya madurez sexual debe ser “descubierta” por hombres mayores.
Las canciones que romantizan o trivializan las relaciones con menores de edad no solo son una manifestación de problemáticas sociales y culturales pasadas, sino que también son una barrera para el progreso hacia una sociedad más equitativa y respetuosa de los derechos humanos. Si bien es importante reconocer que estas canciones forman parte de un contexto histórico, también es urgente cuestionarlas y contribuir al cambio cultural que rechace la cosificación de los menores.
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