La banda ganadora de tres premios Grammy Latino, Diamante Eléctrico, presentó este viernes ‘Malhablado’, su nuevo disco. Q’HUBO habló con Daniel Álvarez, uno de sus integrantes, quien nos contó detalles de esta producción.
Diamante Eléctrico está de vuelta. La banda bogotana lanzó este viernes su octavo álbum, ‘Malhablado’. Q’HUBO habló con Daniel Álvarez, su guitarrista, sobre cómo fue el proceso de composición, la apuesta por el vinilo, la experiencia de tocar recientemente en Argentina y lo que los fans de esta agrupación podrán esperar del concierto que dará el próximo 31 de agosto en el Chamorro City Hall de la capital.
¿Cómo define al ‘Malhablado’?
Es un disco que apareció en un momento específico del año pasado. Ni siquiera estaba planeado. El ‘Leche de Tigre’ es un álbum muy reciente (creo que recién cumplió un año), entonces el ‘Malhablado’ se coló. Este es, estéticamente, un disco más ‘LoFi’, mucho más sintetizador de lo que hicimos antes. Volvimos a la máquina, al computador, al beat y así resulta un disco ‘groovero’, nocturno, muy melacólico y oscuro, pero con unos temas que le hacen contrapeso porque están arriba para bailar. Y es, tal vez, el disco líricamente más vulnerable y más roto que hemos hecho.
Ese concepto evoca un poco a lo hecho con ‘Mira lo que me hiciste hacer’, que también propone eso de “bailar en medio de la melancolía”…
Exacto. En los discos nuestros, si bien no se parecen uno a otro, hay rutas, lugares. El ‘Mira lo que me hiciste hacer’ y el ‘Malhablado’ viven en el mismo planeta sin parecerse, pero en la forma como se hicieron, en la inmediatez, en el tema de sentarse a hacer cosas ya (Juan Galeano y yo compusimos mucho por WhatsApp, que es una dinámica de la que nos hemos vuelto nativos desde que él vivió en México) tienen similitud.
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¿Cómo describen su manera de componer?
En nuestros discos siempre hay tres tipos de canciones: la que es 100 % de Juan, como ‘Rotos’, ‘Amalia’ o ‘Porcelana’; la segunda, que es la canción de Juan y mía, pero él escribe letra; y la tercera es la canción de Juan y mía con un tercero, con quien escribimos música y letra. La mayor cantidad de canciones de este disco son del primer tipo: es Juan escribiendo de comienzo a fin la canción que le ‘aterriza’ entera en su cabeza; ‘Porcelana’, ‘LVRBOY’ y otro par de canciones son de ese mundo. Es una cosa que yo respeto y admiro mucho. ‘Algo, bueno tenía que tener Bogotá’ es la primera canción que escribimos con con Andy Kenguan (el tercer integrante de la banda) y también hay canciones escritas por Juan y yo… Entonces creo que no fue un disco difícil de escribir.
¿El concepto del ‘Malhablado’ está muy ligado a la cultura colombiana, a esa particular forma de expresarnos? ¿O de de dónde viene?
Viene de ahí. El ‘Malhablado’ es malas palabras, pero también la mala escogencia de los momentos para decirlas, ser atravesado. Juan, por ejemplo es uno de los tipos más atravesados que existen. El tipo va puteando al que no debía y se va emputando cuando no lo tenía que hacer. Yo tengo un poquito más prendido el chip de los lugares y los momentos; Juan es un tren que no parquea en ninguna estación. Entonces es eso, la groseria, pero también el volumen con el que hablamos, como la intensidad del bogotano, del colombiano y de latinoamericano, eso que nos acelera, que nos pone a decir cosas; pero al mismo tiempo el ‘Malhablado’ es muy inteligente, por decir cosas astutas.
¿Qué les falta por experimentar a nivel melódico?
Faltan cosas. Creo que nos estamos divirtiendo mucho y nos logramos desmarcar de la cruz tan pesada que es el rock. Nuestra autopista hoy en día son las canciones. Es es seguir serpenteando estilísticamente por donde queramos ir. Lo que falta es salir de dudas estéticas y estoy seguro que seguiremos yendo a muchísimos lugares, sorprendiéndonos. Las máximas en Diamante son dos: que nos acabemos y que nunca nos conformemos.
¿Qué tal les ha ido sacando su música en vinilo?
Espectacular. Yo creo que es parte de la cultura de la gente que nos sigue. El vinilo es indispensable. De hecho, si tú te das cuenta, las carátulas del ‘Mira lo que me hiciste hacer’, el ‘Leche de Tigre’ y el ‘Malhablado’ son pensadas como grandes portadas de vinilo. Mi obsesión con las portadas del Diamante es que tú vayas caminando por una tienda de discos y tengas ese impacto visual. Los ves en discos de The Veltet Underground, con el banano de Andy Warhol, o los de Radiohead que son súper icónicos, son pensados para el formato del vinilo.
¿Los vídeos musicales del ‘Malhablado’ se manejan como una historia entrelazada?
Sí, son 36 horas en la vida de la banda, que arrancan en esa van desmadrosa del ‘Porcelana’; luego amanecemos con Juan saltando en el ‘moderno edificio de cristal’ (donde está Melodía Estéreo, en Chapinero); después pasamos una mañana desayunando en un andén, en ‘Algo bueno que tenía que tener Bogotá’; vamos a la casa de un dealer y Juan se toma una pepa (en ‘Déjame como me encontraste’), y de ahi todo el trip de ‘LVRBOY’. Entonces definitivamente sí tiene eso. La buena música y sus videoclips dejan cosas por descubrir. Esa es la idea, que uno pueda consumir a Diamante en el nivel 0, desde: “Me gusta su canción y la tengo en un Playlist”, hasta el nivel 10 de: “Entendí el video, entendí la letra, escuché tal sintetizador”. Todo ese margen es para que la gente se entretenga.
¿Qué pueden esperar sus fans del concierto de este 31 de agosto?
Vamos a refaccionar el setlist. Obviamente vamos a tocar las canciones importantes, las que la gente quiere oír, pero vamos a darnos un viaje por una cantidad de cosas que no tenemos ahorita en el repertorio: cosas de ‘Leche de Tigre (yo creo que a ese disco le tenemos una deuda de visitar varias canciones). Entonces musicalmente ahí ya hay una innovación de plano. Al Chamorro lo vamos a intervenir con todo lo que nos gusta de Bogotá, desde la empanada, el guaro, pasando por la música emergente hasta el desmadre. Va a ser una experiencia que queremos que la gente viva desde temprano. La producción va a ser muy potente siempre enfocado en lo musical. No somos una banda de inflar un elefante en tarima, pero sí de buscar que las canciones estén exquisitamente bien tocadas.
¿Los que pagan la boleta de Meet and Greet qué encontrarán?
Podrán llegar antes, juntarse con nosotros. Seguramente verán la prueba de sonido. Será el encuentro con los fans, esa cercanía con nosotros para firmar merch, para estar con ellos un rato. Es como la única forma en la que nos podemos juntar antes del show. Es sagrado porque ahí es donde vemos las historias de dónde vienen, de si es la primera vez que vienen a ver al Diamante, de cuándo nos conocieron, es el espacio sagrado de interacción y honestamente lo dejamos todo.
¿Por qué escogieron el Chamorro City Hall para tocar?
El Chamorro se ha vuelto un lugar muy importante en Bogotá. Es un paso bonito después de un Palacio de los Deportes, que fue donde nos presentamos en 2022. Es un lugar de buenos accesos, bonito, que suena muy bien, con la producción en orden. Entonces, después de las 4.000 personas del Palacio, pues nos vamos para estas 6.000 del Chamorro. Es un reto grande, pero hay que afrontarlo.
Y después del concierto en Bogotá, ¿qué más viene para el Diamante?
Vamos a hacer shows nacionales (hay fechas confirmadas en Medellín y Bucaramanga). Posiblemente haremos algo en Centroamérica, volveremos a Estados Unidos… Este año viene con con la gira del ‘Malhablado’ que va a estar bien.
A propósito, ¿cómo fue la experiencia de tocar en Argentina?
Precioso. Argentina es como el Disneylandia de la música alternativa latinoamericana. Solo ir ya es emocionante. Fueron dos primeros conciertos SoldOut en un país que no es que ande por ahí abrazando a cualquier artista que se aparece, porque tiene mucha música local para consumir. Tuvimos una recepción impresionante, una amistad muy bonita con los Silvestre y la Naranja, que fueron nuestros anfitriones allá; su equipo fue el equipo que montó este show. Yo no conocía Argentina y lo hice gracias a mi banda. Se abren las puertas de un mercado.
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